Educadoras y  educadores  en aciagas condiciones de vida y de trabajo constituyen un obstáculo,  una real gran dificultad,  si se procura una elevada calidad de la educación. Además, de ser así,  la formación profesional no ofrece ningún atractivo  a cualquier joven que desee elegir  la carrera docente  y menos aún para los casos  de las y los mejores talentos.

Hasta hace poco en términos relativos las condiciones de vida y trabajo de las maestras y maestros dominicanos eran de las peores en lo salarial.   En los 90 el salario por tanta estaba por debajo del salario mínimo; un ambiente laboral con edificaciones sin las condiciones básicas para la docencia; y hasta la creación del Seguro Médico de los Maestros- SEMMA- ,conquista de la Asociación Dominicana de Profesores-ADP-,  las y los maestros no tenían “derecho a enfermarse” pues  carecían de seguro médico.

Las pensiones y jubilaciones después de décadas de una labor muy lejos de las mínimas condiciones de dignidad, era “un tiro de gracia hacia la miseria” cerrando así su fase final de vida una actividad laboral  merecedora  de mejor suerte.

En la actualidad- aún pendiente de nuevos progresos en las condiciones de vida y trabajo docente-la realidad es que es una de las profesiones más estables ante la ya tan frecuente movilidad laboral; al mismo tiempo sus niveles salariales se han colocado entre los más competitivos en términos relativos frente a otras profesiones.  Se dispone de muy dignas pensiones y jubilaciones, además que las condiciones de trabajo cada día más y mejor responden a los requerimientos de tan importante actividad.

A lo que se agrega que la República Dominicana es de los pocos países en la región en el que se financia desde el Estado la formación y capacitación docentes con inversión presupuestaria considerable.

De acuerdo a lo comentado, es momento de dar el gran salto para que la profesión docente en cuanto a la calidad de su oferta académica alcance el sitial que le corresponde.

El problema hoy es superar un plan de estudios cuyo diseño no responde -aún con los intentos- a los requerimientos de la más alta calidad.

Procede un reenfoque de forma tal que sus egresadas y egresados ya desde el Tercer Nivel o Licenciatura sean desde ahí los profesionales de más sólida formación intelectual integral.

Que esas y esos profesionales en esta época de tan fácil  acceso al conocimiento comprendan  y apliquen  prioritariamente y de forma creadora, las corrientes más avanzadas de las teorías y prácticas de la educación y el aprendizaje como su principal razón de ser.

Girar ya hacia un nuevo paradigma.