Sin lugar a duda la física o mecánica cuántica es de los mayores avances de la ciencia humana y está realizando aportes tecnológicos gigantescos. Aunque surgió hace ya un siglo, cada vez se hace más popular y su sola mención inspira respeto, por lo que se ha convertido en una especie de “sombrero de mago” de donde podríamos sacar cualquier tema o utilizarla para objetivos sin ningún tipo de vinculación con sus principios.

Ocasionalmente cuando alguien quiere dar su opinión sobre algún concepto determinado, para darle una apariencia científica, podría comenzar citando la física cuántica y enunciar algunos de sus principios más conocidos (aunque a veces solo se limitan a nombrarla), para luego pasar a desarrollar sus pensamientos o creencias, sin evidenciarse ninguna vinculación entre ambos temas. Así señalan que algo es “cuántico” y luego proceden a exponer lo que verdaderamente les interesa, dejándonos con la idea de que hay un vínculo misterioso que no pudimos comprender.

Los discursos complejos, con términos rebuscados, pueden tener el propósito expreso de que no entendamos, para que al sentirnos limitados renunciemos a nuestro pensamiento crítico y así asimilemos los mensajes sin filtrarlos, analizarlos o rechazarlos. Un mensaje deficiente presentado de forma llamativa puede cautivar las masas no pensantes.

Para comenzar, todo lo que hemos conocido en nuestras vidas es “cuántico”, porque todo lo que conocemos es energía, que cuando asume una manifestación material determinada y se presenta ante nuestros sentidos, captamos su esencia vibratoria, lo que nos permite identificarlo. La materia está formada por átomos y las partículas subatómicas que los constituyen, son estudiadas por la física cuántica. Por lo tanto, todo lo que tenga átomos puede ser estudiado por la física cuántica. La materia siempre ha sido “cuántica”, aunque hace poco tiempo que comenzamos a aprovechar estos principios.

Respetamos la ciencia, pero usualmente preferimos no estudiarla y simplemente escuchar dócilmente lo que “cualquier científico” nos diga. Parecería razonable, pero sabemos que: los científicos no siempre están de acuerdo, constantemente se cambian teorías que se creían ciertas, hay científicos capaces de mentir si creen que les conviene y se priorizan los conocimientos que resulten lucrativos, por lo que debemos tener alguna formación básica para poder analizar de forma crítica  lo que nos digan. La experiencia nos muestra que la expresión “científicamente demostrado” no es una verdad absoluta, especialmente cuando hay mucho dinero involucrado. La Ciencia puede ser infalible, pero los científicos no.

Ciertamente, la física moderna nos ha mostrado una serie de principios que pueden permitirnos un desarrollo muy superior al que tenemos, facilitándonos superar muchas de nuestras limitaciones actuales.

Algunos hechos milagrosos que según la física clásica parecerían imposibles o irracionales, pueden ser explicados desde la ciencia actual. Por ejemplo, viajar en el tiempo tiene posibles explicaciones científicas gracias a la teoría de la relatividad. Dones sobrenaturales de algunos santos, como San Martín de Porres, que se le atribuyó atravesar paredes, parecería absolutamente imposible porque dos cuerpos no pueden ocupar el mismo lugar en el espacio, pero hoy sabemos que, entre nuestros átomos, hay tanto espacio vacío que podría permitirnos ser atravesados o atravesar otras estructuras, en circunstancias muy especiales. De donde podemos concluir, que los milagros podrían ser teóricamente posibles, si somos capaces de comprender que existen leyes universales o divinas, que interactúan en esos procesos y que normalmente han sido enunciadas por quienes han dedicado sus vidas, a comunicarnos la existencia de realidades que trascienden nuestro mundo.

Fuera de la religión, en la filosofía y en el arte, ha habido visionarios que nos han expresado que vivimos o captamos la realidad de manera parcial, porque normalmente sólo percibimos una representación del mundo real, lo vemos tanto en el diálogo de La República de Platón como en la obra de ciencia ficción: Matrix. La Ciencia nos ha enseñado que sólo conocemos una ínfima parte del mundo real y es impresionante la soberbia que nos produce el tener ese pequeño conocimiento.

Analizando nuestra ciencia actual podemos señalar:

Que seguimos teniendo más preguntas que respuestas.

Que la soberbia es nuestro principal obstáculo para aprender.

Que un científico sin ética es muy peligroso para la humanidad.

Que somos mejores cuando tratamos de entender, que cuando nos esforzamos por convencer.

Que algunos aspectos de nuestras vidas siguen siendo un misterio.

Que conocemos casi nada del Universo.

Que somos energía, por lo que se supone que podemos transformarnos, pero no destruirnos.

Que podríamos viajar en el tiempo.

Que podemos interactuar con la energía que nos circunda.

Y que cada vez más cosas parecen ser posibles.

Nuestra generación ha visto enormes cambios y si logramos no destruirnos unos con otros podremos ver otros que ni siquiera sospechamos.

El conocimiento de la cuántica vino para quedarse, además de inflar nuestro ego e impresionar a los demás, nos enseñará que nuestro potencial como seres humanos es ilimitado, especialmente cuando aprendamos a conectarnos con fuerzas superiores que todavía no tenemos la capacidad de entender.