Durante los últimos años, la sostenibilidad se ha ido posicionando como una de las principales variables para la planificación y toma de decisiones tanto en el sector público como en el privado. Y es que como sociedad vamos evolucionando de una perspectiva egoica a una concientización de las implicaciones actuales hacia las próximas generaciones.

Los criterios en políticas públicas e inversiones del sector privado consideran cada vez más al planeta, personas, prosperidad, paz y pactos público-privados, que es lo que se denomina las 5Ps. En ese contexto, el financiamiento ESG[1] (ambiental, social y de gobernabilidad) está ganando relevancia en el mundo de las inversiones privadas que impactan directamente el financiamiento en proyectos alianzas público-privadas (APPs) e infraestructura de uso público.

Por lo general, uno de los criterios utilizados en el análisis y los estudios llevados a cabo para proyectos de APPs es el valor por dinero (VxD). Es bien sabido, que la utilidad y beneficio de estos proyectos son para las personas, por eso, en adición al análisis tradicional de VxD se incluye y adopta el análisis del valor para las personas (VxP) que tiene un impacto directo en la evaluación de criterios sostenibles y de desarrollo, que se encuentra en la agenda 2030.

Cuando los proyectos de APPs e infraestructura de uso público se estructuran considerando criterios ESG pueden optar y beneficiarse de condiciones financieras particulares tomando en consideración lo que se ha denominado financiamiento ESG o servicios financieros verdes, con términos y condiciones favorables para los promotores de los proyectos en comparación con el financiamiento tradicional.

Los inversionistas a largo plazo, como suelen ser los distintos fondos (cerrados, abiertos, familiares, pensiones, etc.) se interesan en la sostenibilidad y rendimiento de los proyectos a largo plazo, en comparación con otros tipos de inversionistas que buscan una ganancia en tiempos más cortos. Adicionalmente, buscan un impacto positivo sobre la sociedad que implica una mejor relación entre los grupos de interés (stakeholders) y el futuro no solo de la empresa sino de todos sus relacionados.

Hace poco que cumplimos cuatro años de promulgación de la Ley 47-20 sobre APP, y recién se comenzarán a materializar proyectos ejecutados bajo la modalidad de APP. Asimismo, se podrá incentivar el desarrollo de otros proyectos para los cuales se ha comprobado que esta modalidad de contratación es la más efectiva por todos sus beneficios a largo plazo, aun cuando la agilidad y los tiempos les resulte largos a muchos. La buena planificación y estudios técnicos, así como los distintos cierres necesarios (contractual y financiero) previo al inicio de ejecución de una obra genera valor, puede lograr que el proyecto se materialice sin mayores retrasos, en el tiempo y bajo los costos estimados. En todo caso, esto es un cambio cultural y mental que requerimos, dado la ineficiencia que se ha experimentado en nuestro país con determinados proyectos de infraestructura y servicios públicos en el pasado.

Me parece que en nuestra práctica de APP no se ha internalizado completamente criterios de ESG en la estructuración de los proyectos que pueden resultar beneficiosos para la sociedad, pero también en la bancabilidad y apalancamiento financiero de los proyectos de APPs e infraestructura de uso pública para obtener condiciones favorables. Para ello, se requiere información adicional de las primeras experiencias de APP en el país, así como pensar y desarrollar criterios orientados a generar valor para las personas (VxP), dimensionar los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza de los proyectos que puedan ser evaluados y analizados por los inversionistas. Adicionalmente, en los proyectos de APP e infraestructura de uso público se debe consultar a todos los grupos de interés (stakeholders) del proyecto, para que cada uno de ellos presente la perspectiva e impacto del mismo. Esto parece elemental y obvio, pero muchas veces es lo que evita que ciertos proyectos se desarrollen o sean completamente exitosos, ya que tienden a circunscribirse a intereses particulares sin analizar o buscar alternativas favorables para todos los stakeholders impactados por el proyecto.

Los financiamientos ESG y sus posibles externalidades positivas en proyectos de APP e infraestructura de uso público se desarrollan debido al cambio de paradigma de ciertos inversionistas conscientes que muestran interés en colocar capital a proyectos que no solo sean financieramente rentables, sino también ambiental y socialmente responsables para futuras generaciones, con una gobernabilidad robusta. Los proyectos de APPse infraestructura de uso público que adoptan criterios ESG pueden atraer a estos inversores conscientes con mejores condiciones de financiamiento y generar mayor atracción de inversionistas extranjeros especializados de primer nivel comprometidos con el bienestar de las generaciones futuras.

Adicionalmente, cuando se consideran factores robustos de ESG en los proyectos se puede lograr identificar y mitigar riesgos a largo plazo asociados a las infraestructura de uso público, como por ejemplo serían cuestiones derivadas de las mejores prácticas internacionales medioambientales o conflictos con las comunidades municipales. En la medida que los proyectos de APP e infraestructura de uso público cuenten con estructuras robustas de gobernabilidad, en adición a altos estándares ambientales y sociales se podrían establecer incentivos o ventajas en los procesos competitivos de selección del agente privado.

Los proyectos que puedan estructurar una sólida propuesta en ESG y demuestren experiencias en esos reglones pueden acceder a una variedad de opciones de financiamiento favorables, como bonos verdes, préstamos con tasas de interés preferenciales y capital de inversión comprometido a largo plazo en condiciones positivas para lograr la ejecución del proyecto. Finalmente, los agentes privados que desarrollen proyectos de APP apegados y comprometidos con los principios ESG, generalmente tienen una reputación y legitimidad social robustecida, en particular con todos los grupos de interés (stakeholders) del proyecto, muy especialmente con los ciudadanos y las comunidades municipales donde se desarrollan los proyectos.

En definitiva, entiendo que existe una oportunidad significativa en nuestro país de poder beneficiarse de financiamiento ESG para proyectos de APP e infraestructura de uso público, en donde se puede obtener consideraciones convenientes en beneficio de la ejecución del proyecto y para las personas, con mayor capacidad de acceso a capitales, mitigar riesgos, mejorar el cumplimiento de las normas legales y robustecer la reputación tanto pública como privada. Por eso, pienso y creo que la integración de consideraciones ESG en la planificación y ejecución de estos proyectos puede generar beneficios financieros y sociales a largo plazo, que se traducen en beneficios adicionales a las personas. Enfoquémonos a estructurar los próximos proyectos considerando con mayor relevancia los criterios ESG y aprovechemos los beneficios que ello trae a toda la sociedad.

[1] Environmental, Social and Governance por sus siglas en ingles (ESG) .