La comunicadora Chantal Jiménez Vargas fue asesinada en un hecho ocurrido en la Urbanización Fernández del Distrito Nacional la noche del sábado 8 de abril, por Yensy Graciano Cepeda, en la casa donde ella se encontraba, en la galería de la misma; ahí también se suicidó el feminicida.
La relación se había terminado, de manera tal que el feminicida llegó a poner micrófonos en la casa de la fallecida con la pretensión de controlarla, violentando sus derechos y la ley, en el contenido que expresa el derecho a la intimidad.
El feminicida se había atribuido derechos de hablar con familiares de un hombre que cortejaba a Chantal, o que era su novio. Chantal y su mundo, sus espacios, sus relaciones, eran su parque para jugar, y hasta a sus familiares, pretendió, y los usó como sus titiriteros. Y le permitieron todo eso sin mandarle a la porra, o a terapia.
En la Policía arrestaron, o encerraron, retuvieron al padre de Chantal Jiménez Vargas con el propósito de que ella apareciera, pues estaba escondida huyendo del ciclón Yensy Graciano Cepeda y de su creencia que ella era de su propiedad, como lo hizo explícito cuando puso en Instagram: “Las despedidas son solo para aquellos que aman con sus ojos, porque para los que aman con el corazón y el alma, no existe eso de la separación”.
Disponible en: https://hoy.com.do/hermana-feminicida-chantal-jimenez-detonante-asesinato/
Hay mucho que cambiar en el imaginario social, cultural religioso, en RD de: “mí” “mía o de nadie”, “unidos hasta que la muerte nos separes” …etcétera.
Un debate que se ha suscitado entre algunas personas de los medios de comunicación es si el feminicida es un enfermo mental o no. Seguir el camino de que los agresores son enfermos mentales es el camino de la impunidad, pues se trata de una situación que los haría inimputable. Los agresores son machistas, controladores y el fruto de esta cultura que los crea, pero cero a que son enfermos mentales.
¡Hay muchas manifestaciones de decepción ante las actuaciones de la Policía Nacional, del Ministerio Público, del padre de Chantal, de Chantal, del feminicida, de las familias, de lo que se expresa en las redes …en fin! de toda la sociedad.
Mientras…: hay dos personas muertas, 4 niños huérfanos, se sigue imponiendo la idea de que las mujeres no pueden terminar una relación en libertad.
Por eso repito la idea de que todos y todas debemos constituirnos en redes de prevención, cuidado, seguimiento, para transformar la cultura que nos rodea y que permite tantas confusiones, en la familia, en los medios de comunicación, tan baja autoestima en los hombres dominicanos, tan poco sentido de alerta en las mujeres dominicanas ante los hombres y el control, los celos, y de romper con la visión de que los hombres sean proveedores, y las mujeres proveídas.
Quienes dominan las características del fenómeno del chapeo analizan con propiedad, que Chantal no era una “chapeadora”, como afirman algunos/as, ella era una mujer brillante, trabajadora, comunicadora, a la que le faltó perspicacia y conocimiento sobre el fenómeno de la violencia de género, igual que a su dolido padre, señor Roque Jiménez.
El lunes 10 de abril la Procuraduría de la República General de la República hizo un comunicado informando que el caso está siendo investigado por si se violentaron los procedimientos para tratar estos casos. La violencia de género es de orden público, ni la víctima, ni el padre puede desestimar el caso y más cuando ha habido una violencia tan grave de disparos y se tiene arma de fuego. La Policía no puede retener un padre para que la hija que está en peligro aparezca.
Igual el Ministerio de la Mujer MM se ha manifestado planteando se aclara más las actuaciones de las autoridades envueltas en el caso.
Necesitamos seguir analizando, capacitándonos en la problemática de la violencia de género y de los feminicidios, actuando todos en redes de apoyo para prevenir y superar las vulnerabilizaciones que afectan a las mujeres y para transformar los imaginarios sociales que cultivan el machismo. Es tanto lo que tenemos que cambiar que definitivamente necesitamos de la serenidad hasta para dialogar y ponernos de acuerdo sobre el tema.