La resiliencia “es la capacidad que tienen las personas para recuperarse de situaciones complicadas (…) personas que pueden salir fortalecidas de situaciones adversas (…). Como Nelson Mandela  decía: «yo nunca pierdo; o gano o aprendo»”

Podemos ir desarrollando la resiliencia conociendo, escuchando con empatía, tratar las personas con respeto, sin juicios, prejuicios, y con el sentimiento de la compasión, de ponernos en el lugar de las/os otras/os; se van desarrollando así habilidades cognitivas, conocimientos, para aceptar y aprender de las realidades de la vida.

Disponible en: https://ecoembesempleo.es/persona-resiliente/

Nacimos para ser felices.

Es parte de una programación consciente en la que creo para ir por los caminos de la vida; ante la cual creo que debemos mantener la convicción de mantener un estado de ánimo sereno a pesar de las circunstancias difíciles.

La solidaridad es importante para ir construyendo una sociedad amorosa, donde nos apoyemos.

Por la comunidad de Facebook he compartido sentimientos, estados de ánimo, ante el fallecimiento de nuestro adorado hijo Carlos Sujou. He tenido la satisfacción de que por expresar esos estados de ánimo los mismos han sido enviados por personas con la que comparto amistad cercana a otras personas que pasan por situaciones similares, con familiares, amistades, de vulnerabilidades por salud mental, o que están llenos de temores ante este tipo de situaciones.

Y se ha podido acompañar, gracias a esos gestos de solidaridad. Es posible seguir el corazón, ocuparnos de acompañar a los demás, pero es más fácil si somos sinceros/as, al expresarnos de manera transparente, cuando sea posible y lo creamos conveniente. Compartir la interioridad permite que otras y otros sientan que los problemas que tenemos no son sólo nuestros, pues se puede salir del individualismo, de las máscaras, y así no nos sentimos, ni otras personas sienten que sólo ellas tienen problemas; y así también aprender de las experiencias vividas en comunidad.

La vida en colectivo es bálsamo ante el dolor, pues compartir en amor nos hace sentir menos solos/as. Y repito muy a menudo: “que debemos amar a todas las personas y tosas las cosas”: el medio ambiente, los animales, las personas aún con limitaciones, aunque no estemos de acuerdo. Tal como plantea Anthony de Mello en sus 31 meditaciones.

Retomo acá diez cualidades que plantea ecoembe (Ibíd.) para cultivar la resiliencia:

  1. Adoptar una actitud positiva. Ante los hechos tener conocimientos nos permite tener mejores actitudes, sentimientos, y cómo nos sentimos ante ellos.
  1. Ser realista. Aceptar la dificultad en momentos de dolor puede servir para saber actuar en consecuencia. Con una actitud positiva podemos visualizar más alternativas para afrontarlos y sentir que los demás nos pueden apoyar, buscar apoyo pensando, deseando capacidad de amar, aunque seamos quienes les permitamos a otras/os el desarrollar su capacidad de servicio, de solidaridad. Dejémonos amar, animemos el amor.
  1. Usar el humor. Respirar hondo, calmarnos, puede permitir que nos relajemos un poco, votar el exceso de estrés, de dolor…Puede ser una herramienta muy eficaz para quitarle importancia a las cosas y relajarse en momentos de tensión. La suavidad, “el hacer despacio”, puede ir siendo parte de nuestra espontaneidad y naturalidad, lo cual nos permitirá más fortaleza ante los obstáculos, sufrimientos.
  1. Ponerse retos. “Aceptar que para todo hay límites no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con la existencia de éstos. Los desafíos nos ayudan a desplazar lo que creíamos que eran nuestras barreras un poco más lejos, y a explorar en el camino posibles facultades hasta entonces desconocidas de nuestra personalidad. Las personas resilientes ven los problemas como oportunidades para retarse y redescubrirse”; tal y como planteaba Nelson Mandela.
  1. Tener autonomía. Desarrollar la confianza en una/o mismo es un ejercicio de programación y reprogramación neurolingüística para toda la vida. Propongo decirnos: lo que pienso, lo que siento, es sagrado, es de Diosa, es de Dios. Pues las personas más seguras lograr influenciarnos y algunas veces debilitarnos, por nuestra inseguridad, temores. Seamos seguros/as pues, creyendo en nosotros/as, y que sea nuestra consciencia, nuestra capacidad analítica, de criticidad, lo que incida en lo que sucede.
  1. Conocerse a una/o mismo. “Reconocer cuáles son las principales fortalezas y habilidades de uno mismo, así como las debilidades, es clave para identificar qué podemos mejorar, cómo podemos reconstruirnos de forma que estemos más a gusto. La persona resiliente puede tener momentos decadentes, pero se levanta a sí misma y fortalece su autoestima en el esfuerzo. Es muy importante para ello aprender a desaprender, y no dar todo por sabido. Cada día se puede encontrar diversas formas de afrontar una misma cuestión”. Ibid
  1. Cultivar la empatía. Saber ponerse en el lugar del otro, hacernos una idea de cómo se puede sentir, también es un signo de resiliencia, y nos acerca humanamente a la persona con la que podemos estar teniendo un problema.
  1. Valorar las amistades. El apoyo social es fundamental y las personas resilientes lo saben. Para ello, debemos elegir conscientemente el rodearnos de personas positivas, que saquemos lo mejor de ellas y con las que se disfrute y aprenda. Esto no significa excluir a las personas con debilidades, esto es un automatismo que nos puede deshumanizar, recordemos: “hay que amar a todas las personas y todas las cosas., pensamiento que rescato con firmeza de Anthony de Mello en su libro Una llamado all amor: Consciencia, libertad y felicidad. De las debilidades podemos aprender y si nos molestan podemos desarrollar la empatía, la tolerancia en la diversidad podemos reconocer. Esta última cualidad de dominar nuestros deseos de exclusión ante las diferencias podemos desarrollar más nuestra personalidad en lo que es la compasión. Disponible en: https://acariciando.blogspot.com/2007/01/meditaciones-de-anthony-de-mello-para.html
  1. Tolerar la incertidumbre. No solo no podemos controlar todo lo que ocurrirá, ni lo que ocurre; sino que hay situaciones sobre las que -seguro- jamás podremos incidir, como son las que ni siquiera conocemos: las enfermedades, las catástrofes, accidentes, los fallecimientos… Como decían los vietnamitas durante la guerra: “hay que prepararse para lo peor”: en habilidades estratégicas, tácticas, en serenidad, conocimientos, vida en comunidad, tener capital social, apoyando y haciendo las cosas lo mejor que podamos, como dice el mexicano Miguel Ruiz en su libro Los 4 Acuerdos, en su acuerdo número 4. Libro que recomiendo leer, importante para desarrollar la resiliencia. Un resumen disponible en: https://actioncoach-argentina.com/marcelamartire/cuales-son-los-4-acuerdos-del-que-nos-habla-miguel-ruiz-en-su-libro/
  1. Conciencia de presente. Tratar de disfrutar los pequeños detalles del presente y vivir plenamente el aquí y el ahora. (Ecoembes empleo). El pasado es para aprender, no para culpas, ni rencores, ni resentimientos; el futuro no lo dominamos por completo, y como dice el texto bíblico, “cada día trae sus afanes”; con buenos sentimientos de bondad y realismo vivamos el presente, el futuro estará abonado porque hacemos lo mejor que podemos y no nos adelantemos con preocupaciones, temores, especulaciones, cero vivir a la defensiva…Lo que piensen, crean, y quieran los otros/as, no es nuestra realidad, y relativicemos pues no tenemos que vivir a partir de la aprobación de los demás. 

¡A caminar, construir y fortalecer los caminos de la resiliencia!