Se considera de buena educación el no tocar temas religiosos en reuniones sociales, sin embargo, al no hacerlo puede contribuirse al desarrollo de los fanatismos religiosos, que en ocasiones han sido responsables hasta de genocidios, eliminando pueblos enteros y además creyendo que se le está haciendo un favor a Dios.

Que Dios no se equivoca es algo que no pretendemos discutir, pero que los hombres se han equivocado frecuentemente al interpretar la revelación divina, es algo que con leer un poco de historia se muestra evidente.

Si usted se cree conocedor de la verdad absoluta, antes de que empiece a hablar ya se equivocó. Es conveniente que se guíe por los principios o valores que aprendió o por lo que usted entiende que es la voluntad divina, pero imponérselo a los demás es algo muy diferente.

La Fe y la Espiritualidad normalmente nos hacen más humanos, empáticos, menos violentos, resilientes y felices. Pero la militancia apasionada en una iglesia, cualquiera que ella sea, podría llevarnos a criticar, condenar, odiar o rechazar a los miembros de otras religiones, lo que hemos visto a lo largo de nuestra historia. Esto puede pasar en cualquier agrupación a la que nos abrazamos de forma apasionada: un partido político, un equipo deportivo, etc. Ser un miembro activo en su iglesia, no significa necesariamente que se tenga mucha Fe. Si su fe no le mueve a amar cada vez más y a tolerar a personas diferentes a usted, está perdiendo el tiempo en su religión. Y recuerde, que Dios no necesita que usted le haga la guerra a nadie. Si Dios quisiera eliminar alguna persona no necesitaría que nosotros le ayudemos.

Las únicas iglesias que pueden presumir de no tener “cola” que les puedan pisar o hechos vergonzosos en su pasado, son las que tienen pocos años de fundadas. Toda institución dirigida por seres humanos tendrá el riesgo de desviarse por caminos de corrupción y si lo creen imposible, mayor posibilidad habrá de que suceda.

En el Antiguo Testamento leemos como el pueblo de Israel creía que existían otros dioses que eran enemigos del que ellos adoraban, invadiendo a pueblos (como los seguidores de Baal) y asesinaban a todos los seres vivientes (tanto humanos como animales), lo que llamaban Anatema o kjérem. Al hacer esto imaginaban que llenaban de felicidad a “el Dios de Israel” o YHVH (Yahveh o Jehovah, según la vocalización del tetragrámaton, que eran las consonantes del nombre de Dios en la biblia hebrea, que no usaba vocales). Imaginaban que, si mataban a todos esos infieles seguidores de otros dioses, Dios estaría complacido.

Es increíble que imagine que los millones de integrantes de una religión diferente, que nacieron lejos de mi cultura, se irán todos al infierno. Es mucho más sabio y humilde, que piense que puedo no tener toda la Verdad y que quizás tenga algo que aprender de ellos.

Los cristianos podríamos creer que solamente la Biblia comunica la Verdad y que, en el Asia, millones de gente se condenará porque al nacer en esas culturas, no han tenido la oportunidad de leerla. Según eso, sería de muy mala suerte nacer en un país que no fuera cristiano porque podrías ir al infierno por toda la eternidad; obviamente es una visión poco racional. Si Dios es amor, resulta difícil imaginar que pueda crear a alguien sabiendo que estará eternamente en el infierno.

No nos conocemos bien ni siquiera a nosotros mismos, hay muchas cosas de nuestros cuerpos y de nuestras mentes que ignoramos, sin embargo, muchas personas piensan que por conocer la Biblia conocen todo sobre Dios. Nadie es tan simple que un solo libro pueda presentar todo lo que él es.

Tal vez responsabilicemos a Hitler por los más de 50 millones que murieron en la Segunda Guerra Mundial y de forma simplista podríamos pensar que si él no hubiera nacido no habría habido guerra. Ciertamente no es tan simple, porque hay megatendencias sociales que simplemente se cristalizan en un individuo. Una chispa provoca una explosión solamente cuando las condiciones para ello están dadas. Muchos cristianos masacraron judíos, supuestamente porque tenían una religión diferente. Ahora vemos judíos matándose con musulmanes, en el Medio Oriente. Son vecinos, razas similares, con historias bastante cercanas, culturas parecidas, pero no pueden verse como hermanos por tener religiones diferentes.

No hablamos de un relativismo que pretenda restarles importancia a los valores humanos, pero sí de respetar a aquellos que creamos que están equivocados. Tal vez estoy confundido en algo, pero eso no te autoriza a rechazarme, menospreciarme, condenarme, perseguirme o tratar de eliminarme. Si pienso que alguien es corrupto o degenerado, la tolerancia no supone que yo piense exactamente como él o me haga igual a él, pero sí en verlo como un hermano que probablemente necesita ayuda. Amar a un esquizofrénico no quiere decir creer lo que él crea, pero tampoco ignorarlo y mucho menos apedrearlo.

La tolerancia requiere amor, sabiduría, humildad y paz, y la vida humana sin fe ni tolerancia ya no es sostenible.