Según la RAE, fantasía es: “Facultad que tiene el ánimo de reproducir por medio de imágenes las cosas pasadas o lejanas, de representar las ideales en forma sensible o de idealizar las reales”.

La fantasía puede hacer más agradables muchos aspectos de nuestras vidas, especialmente en el arte, la recreación, la vida cotidiana o el sexo. Carecer totalmente de fantasía podría caracterizar a una existencia “gris” o deprimente. Por otro lado, la fantasía excesiva puede desvincularnos de la realidad y hacernos vivir una especie de realidad virtual que podría desconectarnos de nuestro entorno. De hecho, esquizofrenia (o locura) es ruptura o desconexión de la mente con la realidad.

La fantasía no debe ser excesiva ni muy escasa, su equilibrio es esencial, siendo altamente peligrosa si afecta tu relación con los demás. Podríamos decir que la fantasía actualmente está de moda, como lo evidencian los juegos virtuales, las películas de ciencia ficción, el tema de los superhéroes, algunas series televisivas, incluso los cuentos de hadas y novelas con temas de magia.

Muchas personas abogan por eliminar la fantasía, como una forma de incrementar un realismo productivo, que haga que el joven estudie más y el adulto rinda más en el trabajo, pero ciertamente la mente humana no parece estar cómoda limitándose a la inmanencia de la realidad. Existe una tendencia a robotizar al ser humano, a que funcione de forma más programada y controlada, sacrificando al ser, a cambio del tener. Las presiones para esto usualmente están interiorizadas de tal forma que el propio individuo cree que él mismo es quien desea renunciar a su libertad.

Por otro lado, una vida llena de fantasías y con inadecuada conexión con la realidad, muestra escasa madurez, relaciones sociales deficientes y puede provocar trastornos de consciencia.

Al niño que le regalan un disfraz de Batman, disfruta imaginando que él es Batman. Aunque sabe que no es cierto es capaz de disfrutar sanamente su fantasía. Se ha comprobado que estimular la fantasía en el niño, es muy útil para potencializar el aprendizaje. Así se puede comprender que no es casual que el hipocampo del sistema límbico en el cerebro se vincule tanto al aprendizaje como a las emociones.

En uno de los temas actuales que más descubrimos la fantasía es en el de los extraterrestres. No es fantasía hablar de la posibilidad de su existencia, considerar su presencia ante un hecho inexplicable o tomar previsiones por la eventual posibilidad de un contacto. Pero si yo dijera que mi vecino es muy extraño porque es un extraterrestre, o que unas ruinas fueron sin dudas una antigua residencia de extraterrestres que venían desde el sistema estelar Alfa Centauro o que estoy siendo contactado para llevarme a otra galaxia, necesitaría mostrar evidencias muy claras para que los demás no crean que estoy fantaseando. Lamentablemente existen personas que viven de inventar fantasías y ofrecerlas como verdades evidentes.

Es de vital importancia que podamos identificar lo que es real, lo que es ficción, lo que podría haber sido verdad antes, lo que podría llegar a ser verdad y lo que es engaño. Además, hay diferentes niveles de realidad. Supermán existe, lo puedo ver en películas, en libros, historietas, etc., puedo decir que lo conozco desde niño, que es mi superhéroe preferido y hasta relacionarlo con alguna entidad espiritual o arquetipo de la humanidad, pero si preguntara donde vive o creyera que soy yo, definitivamente necesitaría ayuda.

Hay realidades que trascienden a la materia, fuerzas o entidades que por diversas razones están fuera del alcance de nuestros sentidos: por pertenecer a otros tiempos, estar en lugares distantes del universo, manifestarse en otras frecuencias vibratorias (o universos paralelos), estar en tamaños muy diferentes al mío (como los microbios), etc. No sólo existe lo que captamos con nuestros sentidos y analizamos en nuestros laboratorios.

Pero esas realidades trascendentes, las entendemos desde nuestras limitadas perspectivas y las explicamos con los términos deficientes que manejamos. Debemos tener la suficiente amplitud de conciencia para comprender eso.

Seres fantásticos que hemos conocido desde niños, en cierta forma sí existen y dependiendo del nivel de conciencia que logremos en esta existencia podríamos saberlo. Realmente el universo es mucho más complejo de lo que quisiéramos, pero nos resulta más cómodo imaginarlo en “blanco y negro”.

Algunos creen conocer mejor a Dios que a sus parejas. Si creyeras que la Biblia es suficiente para explicar completamente a Dios, no tienes la menor idea de su grandeza. Incluso hay quienes consideran que unas cuantas páginas de la Biblia es lo único que necesitamos conocer del inmensurable mundo espiritual.

Si vemos la realidad muy diferente a como la ven los demás hay dos posibilidades: somos genios o tenemos trastornos mentales. Resulta más fácil aceptar las ideas de moda y hacer lo que otros hacen, pero, aunque sea más arriesgado, para avanzar necesitamos a los que pueden pensar diferente, porque podrían lograr un mundo diferente. Razona sin miedo, pero con inteligencia, y recuerda que los sueños pueden convertirse en realidad.