1.- Es pura ilusión pensar que bajo el actual modelo económico el pueblo dominicano alcanzará la plena felicidad. Suponer semejante cosa  sería propia de dementes.

2.- Pero si no es posible lograr el absoluto bienestar, por lo menos debemos esforzarnos para que nuestra gente cuente con lo indispensable para una existencia digna.

3.- Lo importante es saber dónde están las fuerzas políticas interesadas en que la mayoría de la población dominicana cambie de mal para estar como es debido, o sea bien.

4.- Para generar cambios sociales estructurales, no bastan los buenos deseos. Hay que combinar las sanas intenciones con la decisión de accionar, actuar para lograr los objetivos perseguidos.

5.- No es cuestión de querer ver la realidad del país por el lado opuesto o desfavorable. Nada de estar pesimista ni de desanimado. Pero tampoco podemos ser exagerados optimistas, y crearnos un falso entusiasmo.

6.- Quiérase o no, la situación del país no está a favor de los que de manera sincera queremos una modificación de las condiciones actuales en lo económico y social. La correlación de fuerzas no nos favorece.

7.- Las condiciones objetivas están ahí: hambre, miseria, insalubridad, inseguridad, corrupción y otras lacras inherentes al sistema y que motivan indignación y descontento en el seno de las masas oprimidas.

8.- Pero, ¿dónde están las mujeres y los hombres que, interpretando el descontento popular, se pongan al frente para encabezar la lucha emancipadora?

9.- No está presente en la vida pública dominicana  ese grupo humano que haga de motor, que mueva, que convertido en motivador arrastre a los descontentos, a los que no están conformes como está viviendo el pueblo dominicano en lo material y espiritual.

10.- Personas indignadas de cómo está el país, las hay por miles, pero el simple disgusto, aislado, no es causante de protesta social.

11.- Las dominicanas y los dominicanos, que queremos un país con gente que viva dignamente, estamos en una encrucijada, porque el accionar político de masas se presenta neutralizado, fruto de la misma descomposición sistémica.

12.- En el cuerpo social dominicano, en el orden de compromiso para producir transformaciones, hay una privación o disminución de conciencia cívica y ciudadana.

13.- Lo que se está comprobando en el día a día es que hay un anquilosamiento de aquella batalla que adquirió su más álgido momento hasta la década de los años 80.

14.- Los grupos que controlan el Estado dominicano gozan hoy de pleno disfrute del poder,  porque se manejan a su gusto, no teniendo como adversarios a aquellos movimientos de masas, cuyos integrantes están, ya hoy, en su mayoría, inactivos, oxidados y sin relevo.

15.- En el país está haciendo falta la realización de un encuentro de ciudadanas y ciudadanos, dispuestos a examinar el estado que se encuentran las fuerzas democráticas con relación a su incidencia en la vida pública, y la necesidad de su reingreso con vocación de poder político, al margen de los partidos tradicionales todavía vigentes.

16.- El pueblo dominicano merece ser rescatado, liberado del dominio de que es víctima de los negociantes de la política, que hoy lo tienen cautivado mediante medios artificiosos.