En la era “primitiva” de la comunicación, antes de la existencia de las redes sociales, internet y el periodismo digital, los rumores eran armas poderosas para socavar la confianza pública en las instituciones financieras. Los líderes bancarios de antaño, con su integridad y credibilidad, actuaban como baluartes contra estas amenazas.
En República Dominicana, fuimos testigos del embate de esos rumores, a veces impulsados por agentes mediáticos sin escrúpulos quienes, con facultades para tomar decisiones editoriales, escritas, verbales o audiovisuales, vendían su influencia por un plato de lentejas.
Hoy en día, este fenómeno ha evolucionado y adoptado nuevas formas, pero su esencia destructiva permanece inalterada. La "fake news", en su versión digital, se ha convertido en un factor de riesgo significativo en nuestro mundo hiperconectado.
Recientemente, fui testigo de una "fake news" diseñada para afectar el valor de una empresa en transición, pero bien gestionada. Se distribuyó una nota de prensa falsa que medios digitales sin rigor ni verificación adoptaron como válida, alegando una presunta crisis gerencial que había provocado la renuncia de un alto ejecutivo.
Sin duda, no se trató de un ejercicio de divertimento ni un juego de niños traviesos. El objetivo de la operación era afectar negativamente el valor de mercado de la empresa, tratando de presentarla como un desastre. Este procedimiento debe preocupar a los empresarios, pues puede emerger como recurso de ataque en otros escenarios corporativos que supongan negociaciones.
El relato fue disparado desde un teléfono móvil de ocasión, con tarjeta innominada y una identidad corporativa simulada a destinatarios de medios preseleccionados . Los perfiles de los portales donde se publicó la noticia falsa, retirada bajo gestión de la parte afectada, fueron obviamente escogidos por su vocación ligera a dar paso a versiones sensacionales. La voracidad por captar la atención, obtener "likes", viralidad y seguidores, ha llevado a una carrera desenfrenada por el "copy and paste" sin confirmación, sacrificando la veracidad por el morbo.
Incluso los medios tradicionales y respetables, con manejo profesional, han sido en ocasiones vulnerados a través de sus plataformas digitales por "fake news". Estos medios, en ocasiones, se ven obligados a desmontar las noticias falsas que se propagan rápidamente en el ecosistema digital. Afortunadamente, en nuestra cultura única, el valor de las relaciones primarias y la comunicación directa aún permite influir en algunas conductas mediáticas, moderando su impacto. Sin embargo, los riesgos de daño reputacional debido a noticias falsas permanecen vigentes.
Los gestores de riesgos actuales están plenamente conscientes de la naturaleza indomable de la maraña informativa digital. Por ello, integran inteligencia artificial y algoritmos avanzados no solo para detectar focos de conspiración reputacional, sino también para desarrollar patrones de predicción y ser proactivos en la prevención. Estas tecnologías permiten identificar y neutralizar amenazas potenciales antes de que se conviertan en crisis reales.
La creación de confianza y credibilidad en un medio puede tomar tiempo porque se trata de factores que se cultivan con el abono de las buenas prácticas de manera consistente. Sin embargo, habrá quienes siempre optarán por un atajo para lograr la prosperidad rápida. A esos no les interesa detectar ni gestionar las fake news. Desde su óptica, es una pérdida de tiempo comprobar la fuente de la noticia, utilizar sitios web de verificación de hechos como Snopes, FactCheck.org o PolitiFact, analizar el tono, el lenguaje, los niveles de emoción, las imágenes y vídeos manipulados.
Los medios responsables, que viven de su reputación y su credibilidad, están dando un golpe de timón con la tecnología para cuidar su integridad moral. Microsoft ha hecho un gran aporte con Project Origin, en colaboración con universidades, otros socios tecnológicos y grandes medios, una muralla contra la falsedad no sólo de noticias, sino también de creaciones intelectuales en general.
En resumen, la "fake news" sigue siendo una amenaza persistente y poderosa, especialmente en el entorno financiero, empresarial, gubernamental y político. Son grandes los retos para proteger la reputación en un mundo donde la información puede ser tanto un aliado como un enemigo. La vigilancia constante y la adaptación tecnológica son clave para mitigar los riesgos que las noticias falsas representan en nuestra era hiperconectada.