-Porque: “Nadie es más odiado que aquel que dice la verdad”.
-El traidor no es confiable en ninguno de los bandos. La lealtad es admirada hasta por el enemigo. Simón Bolívar.
Quizás esté equivocado en muchas cosas que digo, pero, claramente -lo dicen los hechos-, en la mayoría de los casos estoy en lo cierto. Al parecer, el ponerle freno a los “onorables”, si, sin hache, que por demás son los principales “verdugos del erario”, que debería este de ser su apodo principal, parece ser una tarea hercúlea, más bien, imposible, ya que estos autodenominados honorables, desconocen total y maliciosamente, que el erario no es parte de sus bienes o fortunas, ya que, sin lugar a duda, lo utilizan como si así fuese.
Y el caso no tendría mayor repercusión si tomamos en consideración que estos señores, se arrogan derechos que nadie le ha otorgado, pero que hacen sus propias leyes para beneficios personales, cosa esta, que va radicalmente en contra de la ley de leyes, que establece aquello de que, ante la ley, todos somos iguales y, de así ser, entonces el “barrilito”, es inconstitucional, abusivo, corrupto y selectivo.
Pero, qué decir de aquellos funcionarios, civiles, policiales o militares que hacen lo mismo, abusando del presupuesto del organismo de que se trate y utilizando artilugios que solo buscan autoproclamarse como buenos o preocupados por el bienestar de determinada parte de la sociedad. Estos, definitivamente, son peores. Aun y me niegue a creerlo, tendríamos que cuestionar; que hace el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillado (INAPA), proporcionándole fondos a la Federación Dominicana de Voleibol, pero, al mismo tiempo cuestionar; ¿por qué ningún organismo de control del Estado ha dicho esta boca es mía, ante este tipo de accionar?
Y es que, generación tras generación, vemos como muchos consideran que este es el comportamiento correcto, aunque no es así y, a pesar de esto, la vida transcurre como debe de ser y ocurrirle a quienes, de manera sumisa, aceptan estos hechos como cosas contra las cuales no se puede luchar. Es por esa condición de impunidad que muchos, y, que cada día aumentan más, quieren ser “onorables”, siguiendo el mismo camino que han seguido la inmensa mayoría de los que han y ocupan esas posiciones, es decir, manejar el erario a su capricho y ambiciones, sin que ocurra consecuencia legal alguna.
Lamentablemente, estos “onorables”, han querido cubrir con un manto de falsa legalidad, el uso del famoso “Barrilito”. Todo un adefesio “legal”, pero, inmoral y absurdo, ya que, estos señores, en ningún momento, han sido elegidos para sustituir otros órganos del Estado llamados a planificar y ejecutar las “bonhomías” que se arrogan esos privilegiados. Por acciones como estas, es que decimos, con relación a las urgentes reformas económicas que necesita el Estado para poder gobernar en favor de este pueblo, que, la más importante de esta reforma fiscal, debe de ser, gastar menos en el clientelismo e invertir más en el desarrollo.
Porque, aun y no se quiera decir, vivimos en un medio creador de parásitos, de jóvenes que no quieren trabajar, sino, ser faranduleros, como esos fabuladores y expertos propagadores de sucesos sin ningún valor; creadores de ídolos o héroes carentes de valores.
Si, se han querido y quieren, convertirse en apologistas de esperpentos humanos, mediante un lenguaje procaz, donde solo falta que la iglesia los canonice para completar el circulo de santidad de estos adefesios faranduleros, que, solo son “héroes manchados”, a los cuales cubren con una pátina de verborrea barrial, ocultando, la miserable vida moral que han llegado como narcotraficantes, lavadores de activos y, sobre todo, riferos, donde ninguno de ellos soporta una auditoria social. Todo esto, con un único fin… ¡Ser “onorables! ¡Sí señor!