La Extensión Rural es una estrategia poderosísima para promover el desarrollo económico y social integral de los productores rurales y sus familiares. Como tal, la extensión rural implica concebir, estructurar y poner en marcha procesos de educación y capacitación de carácter permanente, sustentado en la comunicación horizontal, recíproca, transparente y constante entre los técnicos y los productores y sus respectivas organizaciones.
En tal sentido se sabe que, la Extensión Rural se originó en los Estados Unidos de Norteamérica en el año 1914, con el propósito de extender los conocimientos agropecuarios y los adelantos científicos y tecnológicos a los productores rurales. Además, la extensión rural busca producir cambios en los sistemas agroproductivos de los sectores más vulnerables. Un programa de Extensión y Capacitación Rural Integral bien estructurado, les permite a los productores capacitarse, acceder al financiamiento, adquirir las tecnologías que éstos necesitan, mejorar la producción y la productividad, tener acceso a los mercados, reducir los riesgos climáticos, mitigar las vulnerabilidades ambientales y asegurar la seguridad alimentaria.
Como se puede apreciar, la Extensión y Capacitación Rural se ocupa de las relaciones comunitarias, sociales, materiales, productivas, económicas y comerciales de la población rural y de su desarrollo. Por consiguiente, los extensionistas son responsables de evaluar los problemas que afectan a los productores y, acompañarlos, para que éstos definan estrategias que les permita resolver sus carencias agroproductivas. Además, los extensionistas son agentes de desarrollo que coordinan y favorecen los procesos de planificación, capacitación, formación y asistencia técnica. Como tal, los extensionistas rurales son agentes de desarrollo y cambio permanente. En tal sentido, en el año 1979 fui testigo de un extraordinario Programa de Extensión y Capacitación Rural (Capacitación y Visitas) que llevó a cabo el Ministerio de Agricultura bajo el liderazgo del Secretario de Agricultura de ese entonces, el agrónomo Hipólito Mejía Domínguez.
También, los extensionistas son responsables de transferir los conocimientos técnicos y los adelantos agropecuarios a los productores y, al mismo tiempo, acompañarlos para que éstos adopten las mejores prácticas agroproductivas según sus respectivos contextos. Como se puede apreciar, los extensionistas rurales son agentes de transformación. En sus respectivos roles, los extensionistas deben ser capaces de aprender a desaprender para aprender de nuevo, saber comunicarse e influir para que los productores tomen buenas decisiones y aprendan a prevenir y a resolucionar conflictos.
Por su parte se sabe que, los Servicios de Extensión y Capacitación Rural en los países desarrollados y en algunos países en vías de desarrollo (Brasil, Argentina, México, Colombia, entre otros), están integrados por los ministerios, las direcciones generales, los departamentos y los fondos especiales que tienen que ver con el Desarrollo Rural Integral. En el caso de nuestro país, los equipos de Extensión y Capacitación Rural deberían estar integrados por técnicos del Ministerio de Agricultura (MARD), el IDIAF, EL CONIAF, el Instituto Agrario Dominicano (IAD), el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDHRI), el Banco Agrícola de la República Dominicana, el Fondo Especial de Desarrollo Agropecuario (FEDA) y el Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP), entre otros.
En tal sentido, cualquier esfuerzo que se proponga concebir e implementar el Ministerio de Agricultura a través de su Viceministerio de Extensión y Capacitación Agropecuaria, debe partir de un Diagnóstico Rápido Participativo (DRP) que recoja las prioridades de investigación, capacitación, inversión, asistencia técnica, extensión y acompañamiento que necesitan los productores rurales de nuestro país. Continuar haciendo las misas cosas en materia de investigación, producción agropecuaria, extensión y capacitación rural que han realizado las autoridades agropecuarias dominicanas en los últimos cincuenta y seis (56) anos, es una pérdida de tiempo y, esto a su vez, podría poner en apuros a los actuales funcionarios del Ministerio de Agricultura.
No hay que ser un experto de la NASA, para reconocer que el Ministerio de Agricultura de nuestro país tiene un desafío extraordinario de producir los productos agropecuarios para alimentar a los diez punto cinco (10.5) millones de dominicanos y a los turistas que nos visitan anualmente. Con un presidente joven, creativo, responsable y capaz que tiene los oídos puestos en su pueblo, las autoridades del sector agropecuario nacional no podrán asumir la Conducta Avestruz. Por lo que yo he visto, el presidente Luís Abinader ha dado suficiente muestras de estar comprometido con la seguridad alimentaria de todos los dominicanos.
En tal sentido, somos conocedores que las actuales autoridades del Ministerio de Agricultura están inmersas en un proceso de revisión de las estructuras orgánicas y funcionales de dicho ministerio con apoyo del Ministerio de Administración Pública (MAP). Como tal, la iniciativa es extraordinariamente oportuna, ya que los criterios con que opera actualmente el Ministerio de Agricultura de nuestro país, son obsoletos e ineficientes. Conocedor de los grandes desafíos que tiene el Ministerio de Agricultura en el contexto actual, considero es estratégico incluir en su nueva estructura, la reorganización, fortalecimiento y eficientizacion del Viceministerio de Extensión y Capacitación Rural
Como planificador estratégico y psicólogo social aspiro a que, con la revisión de las estructurales orgánicas y funcionarios del Ministerio de Agricultura, se logre redimensionar y fortalecer el rol de su Viceministerio de Extensión y Capacitación Rural. Como se puede apreciar, el Viceministerio de Extensión y Capacitación Agropecuaria está llamado a convocar e involucrar a todas las instituciones centralizadas y descentralizadas que tienen que ver con el Desarrollo Rural Integral a las que hicimos referencia en uno de los párrafos anteriores. Incrementar la producción agropecuaria para alimentar al pueblo dominicano, a los turistas que nos visitan y exportar, requiere de un Viceministerio de Extensión y Capacitación Rural bien estructurado y con los recursos económicos, humanos, tecnológicos y logísticos requeridos.
Como se sabe, la Extensión y la Capacitación Rural es la única estrategia a través de la cual se puede capacitar, formar y agregar valor a los productores rurales y a sus respectivas familias y, al mismo tiempo, fortalecer y cohesionar a las comunidades rurales beneficiarias. En tal sentido, la producción de bananos, aguacates, mangos, cebollas, ajo, habichuelas, vegetales, entre otros, es el mejor ejemplo de que los productores rurales dominicanos están dispuestos a capacitarse y entrenarse para producir más y mejor.
Para producir más y mejor, se requiere voluntad política, liderazgo y capacidad para fomentar el
Desarrollo Rural Integral con perspectivas de rentabilidad y sostenibilidad en el tiempo. En tal sentido, conozco muy bien al Vice-Ministro de Extensión y Capacitación Agropecuaria del Ministerio de Agricultura, profesional al que le guardo un gran respeto y admiración por su capacidad, integridad y su capacidad de liderazgo.
A modo de pinceladas, sugiero que los contenidos de un Programa de Extensión y Capacitación Rural Integral, deben priorizar, entre otros, los siguientes temas: (1) Agua y su uso responsable; (2) conservación de suelos; (3) agricultura sostenible, (4) biodiversidad, (5) presupuesto y rentabilidad; (6) viabilidad y factibilidad de los procesos productivos; (7) acuacultura, apicultura y cunicultura; (8) manejo post-cosechas; (9) industrialización; (10) comercio local y exportación; (11) importancia del ahorro; (12) prevención y resolución de conflictos; (13) salud preventiva; (14) salud comunitaria; (15) uso y abuso del alcohol y otras drogas; (16) convivencia pacífica y régimen de consecuencias; y, (17) higiene y salud mental, entre otros aspectos o temas más, que les agreguen valor a los productores rurales y a sus respectivas familias.
Establecer Proyectos Pilotos en comunidades rurales estratégicas, es mandatorio para afinar y/o ajustar la Metodología de extensión y capacitación rural que se debe de implementar a nivel nacional. No obstante, la Extensión y la Capacitación Rural Integral, no debe concebirse como un fin, sino como estrategia para involucrar y comprometer a los productores rurales y a sus respectivos familiares en los procesos de formación, capacitación y extensión que los dignifique y les agregue valor.
Son muchas las experiencias exitosísimas de Programas de Extensión Rural Integral que han transformado la ruralidad en España, Canadá, Japón, Corea del Sur, Israel, Alemania, Suecia, Brasil, Argentina, Colombia y México que las autoridades del Ministerio de Agricultura de nuestro país deberían ir a conocer con suficiente tiempo y con un espíritu y actitud de humildad. En tal sentido, el Pueblo Dominicano tiene los ojos puestos en las actuales autoridades del Ministerio de Agricultura, sus Viceministerios, las Direcciones Nacionales y los Departamentos responsables de fomentar y acompañar la producción agropecuaria a nivel nacional.
Sembrar en los periódicos, las redes sociales y en la TV, no ha dado resultados en ningún país del mundo, incluyendo el nuestro. Les corresponde a las autoridades del sector agropecuario nacional, asumir con seriedad el reto que tienen de desalinizar los suelos agrícolas de la línea noroeste y la región sur del país y, ponerlos a producir eficientemente. Sólo con un Programa de Extensión y Capacitación Rural Integral innovador, creativo y robusto, es posible producir los productos agropecuarios que importa nuestro país desde Centroamérica, México, Colombia, Argentina, Brasil, los USA, Cañada, Alemania, entre otros.
“Casi la mitad de la población mundial vive en zonas rurales y en su mayoría en un estado de pobreza. Estas desigualdades en el desarrollo humano han sido una de las principales razones de los disturbios y, en algunas partes del Mundo, incluso de la Violencia”. Abdul Kalam.