El cacao es uno de los cuatro productos tradicionales de exportación de la República Dominicana. El cacao, junto a la caña de azúcar, el tabaco y el café, desde mediados del siglo XIX, aportan divisas y generan riquezas, lo que permite que el país pueda cumplir con sus compromisos tanto de pago de deuda, como de importaciones de bienes y servicios.

Es bueno destacar que la provincia Duarte a través del tiempo se ha convertido en una de las principales en plantaciones de cacao con más del 60% de la producción nacional.

Además de la inestabilidad de los precios a como se les compra a los productores de cacao, ahora han surgido otros problemas quizás mas graves como son el precio del transporte internacional, producto de la pandemia, lo que llevó a que un contenedor, para el transporte de cacao paso de US$3,000 en el año 2020 a hasta los US$23,000 dólares a finales del año 2021.

Pero ahora también ha surgido otro problema que pone en peligro no solo el precio del producto y es que uno de los principales compradores del cacao dominicano son países de la Unión Europea, que inclusive han devuelto contenedores de este grano, por haber detectado uso indiscriminado de productos químicos en las plantaciones, por lo que estos países ahora están exigiendo el envío previo de una muestra de 5 libras de cacao (según informó en un artículo en el periódico El Jaya, el Ingeniero Agrónomo Amable Pérez), para ellos someterlos a prueba de laboratorio antes de hacer los pedidos.

La lentitud de este proceso de inspección provoca que se hayan acumulado en los almacenes de los exportadores, sobre todo de asociaciones de pequeños cacaocultores, miles de toneladas que corren el riesgo de que se dañen en los depósitos, por efecto de hongos e insectos a los cuales no se puede atacar con productos químicos, por lo que ya se ha señalado de los requisitos de importación que tienen los compradores de los países consumidores.

La lentitud en la exportación de cacao es una amenaza, no solo para la generación de divisas para el país y los ingresos de los productores, sino que también la producción y comercialización interna de este producto genera miles de empleos tanto directos como indirectos, sobre todo en las zonas en donde se produce este grano.

Pero existe una amenaza aun peor y es que el cacao es un producto forestal, tanto de sus plantaciones en sí mismas, como los árboles de otras especies que hay que sembrar para lograr el control de sobra, pues para la producción este rublo necesita tanto de sol como de sobra de otros arboles, como la amapola, la cabirma, jagua, guenpan, entre otros.

Si se siguen profundizando los problemas para la exportación de cacao, los productores entonces se verán a la necesidad, así como sucedió con la producción de café, de eliminar la producción de cacao para orientar sus terrenos a la producción de otros bienes agrícolas, lo que pondrían en peligro el equilibrio ecológico en zonas que son muy sensibles que se mantengan forestados, tanto para la producción de lluvias como para contribuir a través de la absorción de carbono, a reducir el calentamiento global.

Ante la situación de la exportación y lo que se puede derivar en la producción de este importante producto agrícola, es necesario la intervención del Estado a través del Ministerio de Agricultura, para orientar los productores, sobre todo los pequeños y asistirlos para el no uso de productos químicos en la producción.

En segundo lugar, es necesario crear una línea de crédito de tasa cero, para los pequeños exportadores y productores, para que puedan continuar en el mantenimiento y expansión del cultivo y a la vez que puedan subsistir en el corto plazo, pues los productores necesitan de crédito hasta para su alimentación diaria, mientras llega la cosecha.