A los estudiantes de sociología de la UASD

Desde finales de los años noventa, la sociología, al igual que otras disciplinas de las ciencias sociales: historia, antropología, ciencia política y las humanidades en general, han estado atravesando un período de crisis, evolución y diversificación de su desarrollo institucional, profesional y, de sus paradigmas teóricos e intelectuales.

El discurso sociológico tradicional en particular se ha puesto en tensión, por su incapacidad y dificultad de dar cuenta de las profundas consecuencias del proceso de modernización neoliberal en curso : El derrumbe del sistema socialista, el auge del capitalismo global-informacional, la revolución de las tecnologías de la comunicación, la democracia neoliberal, aparición de nuevos actores y movimientos sociales, el multiculturalismo, el declive institucional y, el desarrollo de las diversas formas de individualización.

En ese sentido, hay que tener presente que el discurso sociológico para poder legitimarse, es decir, adquirir validez, sentido y pertinencia en la sociedad actual, debe ser capaz de construir respuestas racionales, creíbles, más o menos confiables, a las preguntas que nos plantean los cambios sociales.

De manera que la sociología dominicana, en sus diversas modalidades, como discurso intelectual, profesional, político o de ingeniería social, está interpelada y obligada a dar respuestas a las transformaciones sociales que se han estado produciendo en la sociedad dominicana.

Partiendo de esta premisa general, nuestro primer supuesto es que, desde finales de los años noventa, el proceso de modernización neoliberal en la sociedad dominicana ha estado produciendo una serie de transformaciones, crisis y, conflictos sociales que están generando ciertas tensiones en las formas tradicionales de pensar y hacer sociología.

En el marco de estas transformaciones sociales, lo primero, es considerar las consecuencias para la sociedad dominicana del desarrollo de un capitalismo global- informacional, caracterizado por la hegemonía de los mercados, las empresas, los capitales, el deterioro de los empleos bien remunerados, la fragilidad e informalidad laboral, el aumento de las desigualdades sociales, el auge de las migraciones y, el incontrolado crecimiento poblacional e infraestructural del desarrollo urbano.

Segundo, corresponde pensar de diversas formas, la revolución de las tecnologías de la comunicación y la información, el auge de la cultura mediática y el multiculturalismo que está impactando de manera significativa las formas de vida socioculturales de los dominicanos, sobre todo de la nueva generación. En la actualidad, tenemos la posibilidad de un mayor acceso a las fuentes de información a nivel global. Mayor interacción y comunicación con otras expresiones culturales: intelectuales, cinematográficas, musicales, deportivas, etc., que no se pueden explicar con las respuestas tradicionales.

Tercero, la transición democrática neoliberal, ha producido un fortalecimiento de los derechos individuales, un incremento de los movimientos sociales, de la libertad y autonomía de los individuos. Los individuos tienen ahora mayores riesgos, responsabilidades, pero también mayores recursos de elección y construcción de sus identidades.

Con el desarrollo del Estado democrático de derecho en el país, se han creados las condiciones para el surgimiento de nuevos actores sociales, nuevos imaginarios y subjetividades: las mujeres, los jóvenes, los inmigrantes, nuevos movimientos sociales: ambientalistas, feministas, homosexuales, transexuales, etc., que, demandan el reconocimiento de sus derechos políticos, sociales y culturales, constituyéndose en los nuevos actores y movimientos sociales que están haciendo posible el incremento de la conflictividad y los cambios sociales en la sociedad dominicana.

Con la crisis y diversificación de las reglas y normas institucionales de la familia, la educación, la iglesia, los medios de comunicación, paradójicamente, se ha producido el debilitamiento de las relaciones sociales, falta de confianza y de cohesión social, produciendo una crisis existencial de los individuos, que ha dado lugar al auge de la violencia, drogadicción, separación, soledad, pero también, a la búsqueda de refugio y sentido a través de diversas formas de individualismo y comunitarismo: consumismo, egoísmo, hedonismo, comunitarismo religioso, nacionalismo y, una búsqueda de los “buenos valores de la tradición”, planteando nuevas preguntas sobre el individualismo y el comunitarismo en la sociedad dominicana.

La sociedad dominicana se ha globalizado, des-institucionalizado e individualizado. Se ha convertido en una sociedad más compleja, diversa, plural, heterogénea y, multicultural, con una mayor diversidad de conflictos sociales. En ese sentido, ya no resultan suficientes los viejos paradigmas sociológicos del marxismo estructural, del determinismo económico de las clases sociales, del movimiento obrero como agente de redención, de los viejos conceptos de instituciones totales, de los viejos modelos de socialización y, reproducción del orden social del funcionalismo estructural.

De manera que, para seguir avanzando, la sociología dominicana se enfrenta a grandes retos: Está obligada a diversificarse y construir nuevos lenguajes, nuevos relatos, nuevas formas de interpretación y representación social que puedan dar cuenta de las profundas consecuencias sociales del proceso de modernización.