Estos son los tiempos de la posmodernidad, la época de la posverdad en la que se cuestiona el valor de lo racional, la realidad y la verdad, sumergiéndolas en una vorágine de subjetividad, ignorancia y paranoia colectiva, con la única intención de evadir lo cognocible, con ello evadir también la responsabilidad implícita que subyace en la realidad y la verdad, para finalmente eludir el compromiso social, amontonando las consecuencias que se generan por la constante evasiva de los múltiples efectos en cadena que se presentan por haber ignorado la realidad sin necesidad.
El mito de la caverna es una alegoría que explica muy bien la realidad de nuestro conocimiento, entiéndase bien, ‘nuestro’ conocimiento de la realidad, no de la realidad en sí misma. La realidad es todo cuanto existe independientemente de mí, tiene su propia esencia y sus propias leyes, por tanto su propio desarrollo, acciones y resultados, indistintamente de que lo vea o no, de que lo entienda o no, de que lo sepa o no, da igual, está ahí y yo no lo puedo anular por más que me empeñe en invisibilizarlo. Un árbol en Malasia es tan real como cualquier planta de mi casa, sepa yo o no sepa de su existencia, el árbol no dejará de existir y de ser árbol por ello, más bien yo como observadora y ser una persona con capacidad de ampliar mi conocimiento, soy la que debo luchar por salir de la caverna que no es otro espacio que mi mente ignorante y sus zonas de confort oscura, plagada de sombras y apariencias, para salir a la luz del conocimiento y así conocer realmente el árbol, como también yo puedo ser conocida. Platón decía que podemos perdonar fácilmente a un niño que teme a la oscuridad, pero lo verdaderamente catastrófico, la verdadera tragedia de la vida es cuando los adultos temen y se rehúsan a la luz.
No querer conocer es la verdadera tragedia de nuestros tiempos, todos tirando hacia un lado para defender su verdad, su razón, su realidad, sin meditar las consecuencias de su cerrazón y permaneciendo indiferentes a los resultados, personas encerradas en su propia prudencia, la de sus intereses y los de su partido, evadiendo la realidad y con ella la responsabilidad individual y social que le asiste como ciudadano y como ser social que requiere de la cooperación y la solidaridad de los demás para hacer sociedad. Las consecuencias de mantenerse al margen de los asuntos que en el entorno nos afectan directa o indirectamente no se hacen esperar y se constatan irremisiblemente en la calidad de vida y en la composición de la sociedad.
La evasión fiscal es ese fenómeno a través de cual se puede medir con precisión que tan profesionales somos haciéndonos los chivos locos al no asumir la responsabilidad y responder a las consecuencias con más evasión. El ‘chivoloquismo’ es un término propio de la cultura dominicana para referirse a la mala costumbre suprema de vagabundería e irresponsabilidad del dominicano, para el que to’ es to’ y na’ es na’, es una clase de persona, presentes en la política, la academia, la empresa y demás organizaciones, que vive en y para su propio mundo, es el clásico oportunista y vividor, alérgico a la ética y tan ensimismado que le cuesta asumir compromisos salvo en el papel y el discurso, ante los cuales se confiesa su más ferviente defensor, aunque todo mundo sabe que no es más que una máscara para la consecución de sus objetivos, su irresponsabilidad es tal que poco le importa que los demás se percaten de la incoherencia que subyace en su carácter, su mente cavernaria solo está preparada para hacer valer sus privilegios y validar sus ligaduras de prejuicios, creencias y credo ideológico o religioso y llamarle a esta madeja de disparates, realidad, negándose a aceptar que las sombras que generan la paranoia mental por estar encerrados y aferrados a sus consignas, no representan la realidad, solo la ignorancia y el miedo de salir a la luz del conocimiento.
La investigación sobre las principales causas que provocan la evasión del Impuesto sobre la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) en República Dominicana en el decenio 2007-2017, realizado por el repositorio académico de la universidad de Chile. Determinó que la evasión del ITBIS en República Dominicana es de aproximadamente un 43%, considerándose como una de las más alta de América Latina y el Caribe. Esta alta evasión afecta al sistema tributario y obstaculiza el cumplimiento de los objetivos del Estado. Con ello se ha provocado que el Gobierno tenga que recurrir a deudas nacionales e internacionales, para poder contar con los recursos necesarios para financiar servicios públicos. Es un problema que debe ser enfrentado por el Gobierno, ya que influye en el déficit fiscal del país, que alcanza actualmente a un 55% del PIB, lo cual eleva los riesgos de una crisis macroeconómica fiscal.
Los resultados de esta investigación mostraron que la evasión fiscal del ITBIS aumentó en el decenio 2007-2017, lo que incide en la recaudación tributaria, porque este impuesto es una de las principales fuentes de ingreso para el fisco. Dentro de las principales causas para la evasión se encontraron factores que todos conocemos, como: la existencia de una gran cantidad de negocios informales en el país, que representan además más de la mitad del empleo del país; la complejidad del sistema tributario, relacionada a las exenciones que existen con relación a dicho impuesto en algunos bienes y servicios; alta tasa del ITBIS; baja cultura tributaria; desconfianza por parte de los ciudadanos y/o contribuyentes en el sistema tributario y el gobierno, por todos los casos de corrupción acontecidos; y por último el bajo riesgo que tienen los contribuyentes evasores a ser detectados, y ello vinculado al bajo régimen sancionatorio.
Como es de apreciarse, bien sabemos que las intenciones de los políticos de implementar una reforma fiscal así como implementaron el pacto eléctrico, es de aquellas buenas intenciones de las que está trillado el camino que conduce al infierno del contribuyente, la idea es lograr un azul celeste pero sin que les cueste, sin que les cueste responderle a la sociedad, por ejemplo: ¿El por qué de la complejidad de nuestro sistema tributario?, ¿Por qué la principal razón de la evasión es la informalidad?, ¿Por qué tenemos que pagar un 34% de impuestos de cada galón de combustible al gobierno?, ¿Por qué las empresas turísticas, zonas francas, generadoras eléctricas y otras se benefician de exenciones fiscales y las Mipymes no, que representan el 98.7% del total de empresas registradas al año 2020, mientras que las restantes (grandes empresas) solo el 1.3%?, dicho esto porque el recaudo de las Mipymes para los conceptos de Impuestos Sobre la Renta a Personas Físicas, Jurídicas y Asalariados, así como para el ITBIS son los que tienen el mayor peso en la recaudación, representando el 52.3% del total recaudado.
Entiéndase que la idea de quien suscribe este artículo no es que les retiren las exenciones fiscales a las grandes empresas, porque se entiende perfectamente que esto se hace con la intención de incentivar la inversión extranjera y en consecuencia generar empleos, y porque además, implementar las mismas cargas impositivas que sufren las Mipymes a las grandes empresas, no librará a las Mipymes del peso que cargan, la idea sería más bien que, los que llevan el mayor peso en la recaudación del fisco, también sean beneficiados, porque gracias a estos, también se generan empleos y servicios que necesita la población, y por tanto necesitan incentivos (como sería librarles de estas cargas impositivas), para que puedan crecer y expandirse, y no quebrar o estancarse como es la suerte final de miles de iniciativas empresariales que intenta sobrevivir en una sociedad, en la que el Estado dominicano, concentra no solo el poder político sino también económico y en ese mismo orden, ejerce también un alto control sobre el mercado.
Un plan anti evasión tributaria que no contemple además de la complejidad del sistema tributario, el esquema político que mantiene intacta la estructura de la informalidad laboral y la vulnerabilidad del empleo (subempleo), no es un plan, es una estafa.