Introducción
Vivimos en una era en la que aproximadamente 4,950 millones de personas tienen acceso al internet, lo que representa alrededor de un 62.5% de la población mundial. Estos «rostros invisibles» en el continente digital no son simplemente avatares o pseudónimos; son personas reales, buscando significado de sus vidas y comunidad en el espacio virtual.
El Continente Digital: Un territorio para la evangelización
El Documento Final del Sínodo sobre los Jóvenes, n° 145, enfatiza que el ambiente digital representa un desafío a múltiples niveles para la Iglesia. Este nuevo «continente» ofrece una oportunidad para la Iglesia Católica de cumplir con su misión de evangelizar, tanto a aquellos dentro de la Iglesia como a los que están fuera de ella.
¿Qué haría el apóstol Pablo?
Si el Apóstol Pablo, el gran evangelizador del primer siglo, viviera hoy, es probable que utilizaría todas las herramientas digitales a su disposición para difundir el Evangelio. Blogs, podcasts, redes sociales; cada una de estas plataformas podría ser un púlpito moderno para llevar la palabra de Dios a todas las naciones. Sin el celo e ímpetu evangelizador del apóstol de los gentiles, el cristianismo no hubiese crecido de forma acelerada en esos primeros siglos de la evangelización.
El desafío de los «Influencers»
Aún en nuestra iglesia seguimos utilizando de manera muy frecuente los métodos tradicionales: catequesis en las escuelas, centros parroquiales, pequeñas comunidades cristianas, radio en sus diversas modalidades etc. No obstante está creciendo de manera exponencial el uso de las redes sociales, plataformas de streamings entre otras. Este crecimiento nos hace detenernos en aquellos jóvenes que utilizan las redes sociales para comunicar un estilo de vida, una moda o simplemente a través de un tick top decir que “existen”.
En este contexto, evangelizar a los «influencers» digitales puede tener un efecto multiplicador. Si logramos llegar a estos individuos, que ya tienen una amplia audiencia, podríamos ver un impacto significativo en la difusión del mensaje cristiano.
Generaciones conectadas
A diferencia de décadas anteriores, el uso de Internet ya no está limitado por la edad. Los «analfabetos digitales» están desapareciendo, y cada vez más personas de todas las edades se están convirtiendo en habitantes del continente digital. Además, estos habitantes son nómadas, siempre en movimiento de una plataforma a otra, lo que representa un reto particular para la evangelización.
Conclusión
Como afirma el Documento Final del Sínodo de los Jóvenes, es crucial que la Iglesia no solo entienda las dinámicas del ambiente digital, sino que también impregne su cultura y dinámica con el Evangelio.
No es suficiente simplemente estar presentes en el continente digital; debemos activamente buscar formas de llevar el mensaje de Cristo a esta nueva y cambiable audiencia. La evangelización en el continente digital no es solo una oportunidad; es una necesidad y un llamado para la Iglesia en el siglo XXI.