En estos días parte del debate sobre la educación ha estado centrado en la evaluación del desempeño y, de manera particular, el aumento que esta supone, incluso para aquellos docentes que caen en la categoría más baja, los “insuficientes”, “insatisfactorio”, que eufemísticamente hablando se les llamó, “mejorables”.

En la evaluación del 2017 este fue un aspecto muy discutido en las comisiones, sobre todo el de la cuarta categoría, los “insuficientes”, “insatisfactorios” o “mejorables”. Las categorías fueron: destacados (con más de 90 puntos); competentes (entre 80 y 89 puntos); básico (60 a 69 puntos) e insatisfactorios con menos de 60 puntos.

Decir que un docente, como cualquier otra persona que sea evaluada, es mejorable, es obviar que todos, con independencia del nivel de dominio que podamos tener en nuestra área de ejercicio, siempre tendremos la necesidad de seguir mejorando, pues siempre habrá temas pendientes que podríamos hacer mejor.

Entre paréntesis: aquellos estudiantes que en la primaria alcanzan menos de 65 puntos deben repetir la asignatura o el grado, en el caso del nivel medio este puntaje, conocido como “puntaje de corte” es de 70 puntos, es decir, si su calificación estuviera por debajo de este puntaje, tendría también que repetir la asignatura.

A través de un acuerdo entre las autoridades del ministerio y los representantes de la Asociación Dominicana de Profesores se acordó cambiar las categorías empleadas internacionalmente por otra, así: destacado en vez de excelente; competente por muy bien, básico por bien e insatisfactorio por mejorable.

Los porcentajes de incentivos por desempeño según categorías fueron: destacado (32%); competente (28%); básico (24%) e insatisfactorio o mejorable (17%). Se llegó a solicitar incluso que el ministerio otorgara un 5% adicional a los de la última categoría como incentivo para la mejora. Desconozco si dicha sugerencia fue acogida.

Como se recordará en dicha evaluación la distribución de los docentes evaluados por categorías de desempeño fue la siguiente:

Destacado                         2.90% (1,736 docentes)

Competentes                  23.9% (14,375 docentes)

Básico                                    35.10% (21,098 docentes)

Mejorables                         38.10% (22,891 docentes)

Esta información contenida en el Informe de Resultados de la Evaluación del Desempeño Docente 2017 en República Dominicana, también se ofrece por regionales y distritos educativos, lo que debió constituirse en una evidencia importante para la planificación de la formación continua y el acompañamiento territorial entonces. Veamos estos resultados por regionales educativas.

Regional Excelente Muy Bien Bien Mejorable
Barahona 3.7 29.6 35.8 30.9
San Juan de la Maguana 2.6 31.6 38.7 27.1
Azua 2.0 25.3 48.4 24.3
San Cristóbal 2.6 16.4 29.9 51.1
San Pedro de Macorís 1.5 17.3 35.1 46.0
La Vega 1.3 21.8 44.6 32.3
San Francisco de Macorís 3.5 34.9 41.4 20.1
Santiago de los Caballeros 0.9 12.6 33.9 52.5
Mao 6.7 49.5 35.0 8.8
Santo Domingo I (10) 5.8 26.9 28.6 38.7
Puerto Plata 1.4 13.1 36.7 48.8
Higüey 1.1 8.6 28.9 61.4
Monte Cristi 5.5 43.7 35.0 15.8
Nagua 2.8 29.1 37.7 30.5
Santo Domingo II (15) 2.8 24.0 30.7 42.5
Cotuí 2.4 26.9 42.3 28.4
Monte Plata 4.8 27.7 35.2 32.4
Bahoruco 0.1 1.2 7.4 91.4
Nacional 2.9 23.9 35.1 38.1

Como se observa, el porcentaje de docentes de aula que cayó en la categoría mejorable es significativo, incluso, al mirarlo por regional educativa. Bahoruco, Higüey, Santiago de los Caballeros, Puerto Plata, San Pedro de Macorís, Santo Domingo II y Santo Domingo I, presentan los porcentajes más altas.

Por solo tomar un ejemplo, veamos el desglose por distrito de la Regional de Bahoruco:

Bahoruco Excelente Muy Bien Bien Mejorable
Neyba 0.2 2.0 8.9 88.9
Tamayo 0.0 0.3 4.3 95.3
Villa Jaragua 0.0 0.0 5.4 94.6
Jimaní 0.0 0.0 7.6 92.4
Duvergé 0.0 2.1 9.1 88.7

Es obvio que, con esta información, era imprescindible desarrollar un plan de mejora que respondiera a las necesidades territoriales, y con mayor razón, si se ofrecían, además, los porcentajes de docentes en las categorías de básico e insuficiente en cada uno de los indicadores más afectados por niveles: inicial, primaria, secundaria y adulto.

No puedo dejar de señalar que toda esta información sigue estando contenida en diferentes informes: nacional, por regionales y distritos, por centros educativos y por maestros.

Estos datos debieron originar un alto, y no al fuego precisamente, pues se trata de una radiografía que explica exhaustivamente la razón principal de por qué nuestros niños, niñas y jóvenes estudiantes no alcanza a desarrollar los conocimientos y competencias indicados por el currículo y necesarios para la vida presente.

Estos resultados fueron conocidos por todas las autoridades del ministerio, directivos y técnicos nacionales, así como regionales y distritales, también por los dirigentes de la ADP. Quizás fue la oportunidad de establecer un verdadero Pacto por la Educación en que el único tema fuera el respeto por el derecho que tienen nuestros niños, niñas y jóvenes de aprender y que, por ética, el sistema debe asegurar.

Y, para continuar más adelante, es evidente que no todo el que quiera estudiar educación está en las condiciones de hacerlo, que no fuere si contara con las competencias, actitudes y conocimientos previos que aseguren su calidad de egreso; pero, de la misma manera, no todo el que ofrezca un programa de formación docente debe ser financiado, y solo si, estuviera claramente acreditado para hacerlo.