La poesía es espíritu encarnado en el poema. Ella puede ser una señal o un registro que atañe a lo vital y aguza el sentido de lo que existe. En especial el hombre que piensa este universo sin muchas certidumbres, claro, misterio que el río heraclitiano no precisa salvo el síntoma. Obsesiva tarea de especular sobre lo que Es desde distintas perspectivas. Sin embargo, el misterio subyuga la razón que pudiera satisfacer eso ahí. Desde la salida del Edén somos criaturas del tiempo. No hay mejor imagen que Saturno devorando a sus hijos. Somos entes que nos aferramos a ciertas promesas que dé certidumbre a lo que somos y “seremos”. Tal vez, polvo enamorado en las estrellas que vemos tardíamente. No aceptamos la cesación. La muerte como cauce final. Un libro que toque este irremediable problema tiene la consolación de la memoria.

Eterno Movimiento de Lisette Vega de Purcell es un poemario donde ella parece haberlo escrito frente al Mar. Esta sensación persiste en todos los poemas. Obvio, el mar representa el eterno fluir y, desde la orilla, somos testigos de este pasar que va aboliendo todo aquello que ha sido manifestado. La contemplación que experimentamos como historia, ya sea colectivamente como individual. Incluso el libro discurre como las olas. Tres olas de poemas. La primera, poemas en prosas que recogen escenas de la infancia y adolescencia donde menciona la leyenda de María la O… La segunda ola, confirma la ausencia  de lo amado y la última ola son homenajes de bardos admirados como Arthur Rimbaud, Charles Pierre Baudelaire y unos poemas breves muy hermosos. Se suceden entre unos y otros conformando una estructura. Es un poemario límpido y parsimonioso entre el sueño y la contemplación: Memoria que brota transfigurada que trastoca el pasado ganando así la realidad que se evoca. Esta poesía viene del alma de quien ha vivido inmensamente el amor que el tiempo le ha arrebatado.

Los poemas de Lisette son un canto diáfano donde la nostalgia acaricia lo pasado con estoicidad y aceptación ante las aristas del implacable tiempo de la circularidad. Ascensión de una conciencia augusta, y, a la vez, distante.

Termino esta breve reseña citando unos versos del poema Amanecer entre las Nubes:

Esperaba

Sí, esperaba

Que tocaras con tus codiciosas manos

Con el mástil de la nave enhiesta

Deslizante hacia puerto seguro

Si, soy tu mujer y siempre te espero.