Cada año millones de personas son afectadas por el impacto de fenómenos naturales y humanos.

Los daños que los desastres provocan a las economías y producción de los países afectan también en lo psicológico a quienes viven la experiencia de destrucción.

No importa que el tipo de evento haya sido atmosférico, geológico o humano, lo que hace que ocurran obedece a factores relacionados a la exposición y vulnerabilidad de la población.

Luego de sucedido el fenómeno catastrófico se evalúan los daños en pérdidas de vidas, servicios básicos de energía, agua potable, salud, infraestructuras, vías de acceso, entre otros.

Inicia el restablecimiento y pocas veces se levantan datos de afectación en la salud mental, es decir, de carácter emocional en las personas que pierden sus bienes, incluyendo la vida de algún pariente.

Las asociaciones de profesionales de la conducta saben que de los cientos cincuenta millones de personas que sufren anualmente tragedias, un treinta por ciento pueden desarrollar trastorno de estrés postraumático.

Las situaciones difíciles no siempre generan enfermedades asociadas al comportamiento de las personas; sin embargo, los estudios demuestran que un número importante sufren enfermedades mentales como desencadenante de las crisis asociadas a inundaciones, huracanes, sequías, incendios forestales y guerras.

“El estrés postraumático es una enfermedad de salud mental desencadenada por una situación aterradora”. Quien sufre esta condición, alucina, revive el episodio, se aparta de los demás, no se concentra, experimenta pensamientos suicidas, etc.…

En la mayoría de los casos el estrés causa otras enfermedades relacionadas con el sistema nervioso que alteran el ritmo cardiaco, la presión sanguínea y la respiración.

Después de una tragedia se recomienda hacer una intervención integral de acompañamiento a la población afectada. El equipo de profesionales de la conducta es responsable de establecer el método de afrontamiento del padecimiento.

Los primeros auxilios psicológicos y la atención psicoemocional son partes esenciales del proceso de recuperación de una comunidad impactada por un fenómeno natural o humano.

La unidad de psicología de la defensa civil es una de las áreas de la organización preparada con profesionales para atender psicosocialmente a la población luego de experimentar directamente un evento traumático.

La atención al estrés de los desastres es y debe ser una prioridad de las instituciones de socorro y salud.