Las Fintech como elemento canalizador para la modernización del ecosistema financiero. Este es un statement en tiempo real de que RD tiene el potencial para convertirse en una plataforma idónea para que este tipo de negocios se desarrolle ¿Por qué? Simple, está la necesidad y por ende la oportunidad. Sin duda alguna, estamos viviendo un crecimiento exponencial en el uso de plataformas digitales y evolución en la forma de proveer servicios y productos bancarios. Las estructuras bajo las cuales operan las entidades financieras tradicionales son complejas, un tanto desfasadas y esto hace que, naturalmente, el cambio o “transformación” no ocurra ligeramente. Si nos detenemos muy brevemente a comparar como en otros países han surgido las Fintechs, veremos que menos, es más. A modo de ejemplo y sin entrar en mucho detalle, observamos: 

Nubank – Rompiendo, literalmente, el status quo, de la banca tradicional. Es hoy en día una empresa de tecnología que fundó el banco digital más grande de Latinoamérica y una de las empresas consideradas como las más innovadoras de la ultima década ¿Qué impulso esta Fintech? El desfase, complejidad y costo de acceder a la banca brasilera. Esta empresa la impulsa la innovación vía la tecnología transferible y la oportunidad en la población no bancarizada. 

Ualá – Surge como una idea con un objetivo principal muy concreto, que el acceso al crédito no tenga clase social. Un app y tarjeta prepaga que está revolucionando el sistema financiero en la Argentina, canalizando la inclusión de forma fácil y segura. Hoy por hoy una de las Fintechs jóvenes más exitosas, oriunda del cono sur, exportada recientemente a México y Colombia. 

¿Qué tienen estas en común? Las sociedades en las que operan, todas con un nivel muy bajo de bancarización que colabora con la división social y la pobreza. En estas jurisdicciones la banca digital, las entidades de pago electrónicos, no eran comunes, estas empresas nacieron de forma disruptiva, radicalizando las estructuras existentes y democratizando el acceso al crédito, de forma simple, segura y gratuita para sus usuarios. 

Pero también vemos ejemplos interesantísimos de alianzas como la del Banco Itaú con Rappi quienes han dado un gran paso a la transformación de las finanzas a través del trabajo colaborativo. Una con pericia financiera y la otra con su innovación y tecnología aplicaba tienen el foco puesto en la digitalización de los procesos y servicios. Es un ejemplo de cómo, literalmente, la convergencia de negocios y la unión hace la fuerza. Rappi también está trabajando en conjunto con Visa en soluciones de pagos digitales y servicios financieros con el objetivo de eliminar el dinero en efectivo. Es decir, la innovación está ocurriendo al mismo ritmo en que se permite la inclusión de la tecnología. 

Lo más excitante es que estos ejemplos de éxito son apenas algunos. Y sí, detrás del nacimiento de estos negocios ha habido retos importantes, pero que de alguna forma lograron posicionarse, conquistar consenso de los sectores involucrados y producir un cambio bueno para todos; más aún, escalar el talento latino a otros niveles. 

Las Fintechs están habilitando importantes cambios, y a pesar de que a nivel de implementación se identifican trabas estructurales importantes, si se está trabajando en el desarrollo sostenible de la industria financiera, vemos al Banco Central adecuando poco a poco su set regulatorio, moviendo piezas claves para la apertura de nuevas figuras y a una Superintendencia de Bancos que aspira a la revolución del sector. Esto es genial porque en ese proceso entran las Fintechs, que por razón de ser, sirven como herramientas para aliviar a las entidades de intermediación financiera, liberando costos y carga burocrática.

El acceso al “sistema” es complicado, costoso [y hasta aburrido], este es un gap del cual no solo los bancos sino también las pequeñas, medianas y grandes empresas, pueden a través del ecosistema Fintech cerrar, eficientar sus procesos, sacar ventaja y ganar terreno frente a sus competidores. Y es que la evolución de la industria financiera está marcando importantes pautas, por ejemplo, los servicios y productos que ofrecen las entidades financieras, como los bancos, pueden ofrecerse “as a service”. Los canales de conexión y comunicación “APIs” son, por ponerlo de una forma, el behind the scenes, y de frente de pantalla, una aplicación fácil de usar. La gama de servicios y productos que pueden ofrecerse y sobretodo las facilidades disponibles para los unserved consumers son excepcionales.

El consumidor de hoy en día no quiere necesariamente, pero tampoco ya no tiene que lidiar con una institución financiera up front, aunque detrás estén todos estos diversos proveedores o sponsors, como lo son los bancos. Las Fintechs permiten esta sinergia espectacular, aprovechar la ola de modernización para intentar regularlas como entidades bancarias no sería eficiente y compararlas con la operatividad de un banco tradicional tampoco es accurate. En el caso de los bancos, se regula principalmente la actividad de intermediación financiera, porque existen, naturalmente, riesgos asociados a la administración de esa actividad de prestar con dinero de terceros; y en donde los costos y responsabilidades asumidas en general, son materiales. No obstante, es indudable que la delegación de algunos de esos procesos, hoy llevados a cabo completamente por la entidad bancaria, vía Fintechs es posible y más fácil. 

Con el desarrollo de tecnología inteligente, la tendencia a lo digital y la crecida de las Fintechs dentro del ecosistema financiero se hace evidente que debemos no solo prestar atención al objeto o actividad perseguida, sino a uno de sus principales ejes: la data. Esta es la energía con la que se mueven las tendencias transformacionales y quien tenga acceso a esa información tiene un activo y poder; por tanto, su uso, administración y procesamiento debe protegerse. Llegará un momento en que ir a un banco físico será la excepción, ya el consumidor es un “consumidor digital”, el acceso ahora es más rápido, los costos son menores y por ende el campo es mucho más amplio para los diversos players del ecosistema. Por tanto, revitalizar la protección a los usuarios y al manejo de su data es clave en este proceso de transformación del sector financiero. Con la posible portabilidad de datos crediticios, que permitiría catapultar el sector con un banca más abierta y democrática, esa “protección” debe ser interoperable y colaborativa. Naturalmente, aspectos de ciberseguridad no pueden quedarse atrás, ya que sin esto nos quedamos en la nada. 

Con la fuerte corriente de los criptoassets, que también se utilizan vía algunas Fintechs, los expertos opinan que la tendencia para el ecosistema financiero en los años venideros pudiera resultar en un shift a un modelo descentralizado; dígase sin una autoridad centralizada sino más bien distribuida o delegada. Resulte certero o no, esto fortalece aún más el argumento vía la data y la importancia en proteger al usuario o consumidor, pues ocurriendo o no un shift a la descentralización o digitalización de la moneda, esta será una constante en la evolución del ecosistema. 

En definitiva, la propia evolución histórica que ha gozado el ecosistema financiero dicta cambios que deben ser atendidos, tanto a nivel de normativa, como transformacionales a nivel institucional. Y esa evolución conlleva que se le den las pinceladas necesarias al set regulatorio, tanto para proteger como habilitar a los participantes. Siendo la ciencia del derecho una ciencia social, esas actualizaciones o nuevas normativas deben considerar la sociedad donde operan. Consientes de que las reglas del juego nacen porque no podemos ser, al mismo tiempo, juez y parte; las estructuras legales y de supervisión que resulten aplicables a las Fintechs, tiene que ser pensadas y aplicadas de forma estratégica para así poder potencializar cambios y mejoras, tanto dentro como fuera del ecosistema financiero. En ese proceso legal socioeconómico, no podemos ignorar puntos claves: que la data es propiedad del usuario, que el dinero en efectivo tiene un costo enorme, que lo digital llego para quedarse y que no todas las Fintechs son bancos.