Convocados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 44 representantes de 19 países, recientemente se reunieron con el objetivo de valorar la participación social. Los países compartieron sus experiencias, lecciones aprendidas y desafíos en el tema. Entre las temáticas citadas se incluyó la importancia de un marco legal que sustente los mecanismos de participación social.

PARTICIPACION SOCIAL EN SALUD

Asimismo, se recalcó la relevancia de no reducir la participación social a acciones específicas en el ámbito de la promoción de la salud, sino de considerarla en el diseño de políticas públicas de salud, en el abordaje de los determinantes sociales de la salud y en los proyectos estructurantes a desarrollar.

 

James Fitzgerald, director del departamento de Sistemas y Servicios de Salud de la OPS/OMS, destaca que “la participación social está en el centro del debate del fortalecimiento de los sistemas de salud. Es hora de reunir mandatos y examinar específicamente esta cuestión y ver cómo se puede traducir los mensajes y objetivos en acciones concretas a nivel local”

 

Walter Flores, director del Centro de Estudios para la Equidad y Gobernanza en los sistemas de salud, indica que en las Américas se reconoce globalmente como centro de innovación en participación social. Existe un diálogo permanente entre ciudadanía y Estado. Que fortalece políticas y servicios. Ernesto Báscolo, asesor en gobernanza, liderazgo, políticas y planificación de OPS, afirma que “en los mandatos de más alto nivel, así como en las resoluciones importantes, hay amplias evidencias del compromiso de los Estados miembros con el fortalecimiento de la participación social.

 

En República Dominicana, las leyes de salud y seguridad social tienen espacios de participación en los servicios. Medios donde la ciudadanía, debiera observar la calidad del trabajo. Sin embargo, más del 80% de ellos, no se utilizan. El contribuyente paga impuestos y espera buenas atenciones en hospitales y clínicas. La gente debe saber, que utilizar sus derechos, le daría más poder que las repetidas movilizaciones de profesionales.

 

Esa es la lógica de crear comisiones técnicas del Plan Estratégico Nacional Salud 2030. Aprovechar el poder de ley otorgado al Consejo Nacional de Salud (CNS), como espacio de cogestión. Médicos y ciudadanía debieran concertar políticas, proyectos y calidad de las atenciones recibidas.

 

Las comisiones técnicas de planificación son cuatro. Órganos creados por el ministerio de salud para ampliar la participación. Son la base de la planificación actual, pero debieran concluir como parte del Observatorio Salud 2030, ejecución de proyectos y miembros ad hoc del CNS. La participación es para formular, gestar e implantar la Estrategia Salud 2030.

 

Estos organismos podrían ser permanentes. Expresarían involucramiento social que valida diagnósticos y proyectos a ejecutar por República Dominicana. Desde el gabinete de salud, ministerios, sociedad civil y sector privado. También para fomentar que la gente participe en más de 1,500 centros existentes. El poder en salud debiera ser distribuido democráticamente, con la gente adentro.

 

Estas comisiones técnicas son organismos institucionales. Una sumatoria inteligente de más de 160 organizaciones públicas, privadas y sociedad civil, que analizan problemas y pactan enfoques diagnósticos, visiones, escenarios, estrategias, proyectos y acciones de impacto. Cada una tiene un coordinador y un especialista, que preparan propuestas a ser perfeccionadas por los comisionados.

 

La comisión técnica de gobernabilidad es espacio donde se reúnen actores claves para conocer y proponer proyectos de robustecer la participación y el rol rector del ministerio de salud.  La comisión de inclusión social, es lugar para conocer y plantear iniciativas vinculadas a la población, integralidad y redes de servicios. La comisión de ambiente y cambio climático, determina y propone iniciativas sinérgicas para resolver la dialéctica entre medio construido, medio natural y medio social.

 

Finalmente, la comisión de economía de salud, concurre en mesas de trabajo para determinar y proponer proyectos asociados a transformar la economía y la inversión.

 

Estos cuatros organismos, sumados a consultas regionales, asambleas ciudadanas, foros de sueños de salud y salud-barómetro, entre otros, son herramientas sostenibles. Fortalecen la participación social para que surja y permanezca, la visión de la salud como escenario, medio y fin del desarrollo. Esa es una de las esencias de la Estrategia Salud 2030.

 

La Estrategia Salud 2030 debe garantizar que todas las personas reciban los servicios de salud sin sufrir dificultades financieras. Por lo tanto, la comunidad necesita reconocer la criticidad de poner atención y recursos al fortalecimiento de la gobernanza. También incursionar en áreas de los sistemas de salud, que robustezcan la copropiedad de la población, las comunidades y sociedad civil, en los servicios.

 

Es un desafío fortalecer la gobernabilidad para incorporar la voz de la gente en la toma de decisiones, en las políticas y en los proyectos. De hecho, la prolongada pandemia de coronavirus arroja luz sobre la necesidad de la participación como base de fomentar la confianza social ciudadanía, gobierno y entidades públicas. En Republica Dominicana este fue un elemento fue clave para el éxito contra la pandemia.

 

La confianza Estado y Sociedad fomenta, regula e institucionaliza el diálogo entre gobiernos y su población. Cuando las personas sienten que sus gobiernos escuchan sus intereses y consideran sus perspectivas se genera cohesión social. El Estado se abre a opiniones de las personas en un ambiente donde estas se sientan empoderadas de hablar en voz alta.

 

Si así se hace le damos a la población un paso clave para la defensa del derecho a la salud. La crisis de la COVID-19 intensificó la necesidad de proyectos y políticas de salud que se adapten a las realidades vividas por las personas; de lo contrario, la adherencia a las medidas puede ser deficiente e implementación plagada de errores. La Estrategia Salud 2030 construye puentes en la brecha entre las perspectivas de los formuladores de políticas, y experiencias y necesidades en las comunidades.