Las buenas políticas públicas contienen factores asociados al poder desde su origen, objetivos, importancia y explicación en los medios de comunicación y redes sociales. La política y las políticas públicas convergen, aunque no pueden ser valoradas como categorías sinónimas.
El sector gubernamental de las diversas naciones o la oposición partidaria que maneja “la política de conquistar el poder a cualquier costo”, puede sesgar las políticas públicas. O sea desnivelarles, vadearlas y torcerlas, de su justificación e inclusión social.
Así lo indican diversos organismos especializados como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU) o las varias fundaciones de estudios políticos partidarios.
Estas entidades subrayan que si las políticas públicas no son contextualizadas y valoradas en una coyuntura concreta, en un amplio proceso de participación, son desnaturalizadas en su capacidad de impacto (efectividad) y en su inclusión social (eficiencia/eficacia).
Igualmente la tecnocracia, los especialistas en medios y redes sociales, la burocracia de las organizaciones, incluyendo los investigadores y encuestólogos, pueden arrojar las políticas públicas a la hoguera del “populismo inmediatista”, al gestar el subir o el bajar ratings de aceptación o rechazo.
La política es el supremo ejercicio estratégico de acumular poder en un territorio, para garantizar el bien común. Por su parte, las políticas públicas son cursos de acción del gobierno que pretenden implantar el programa presentado al electorado.
Desde Maquiavelo y Clausewitz, hasta nuestros días, las políticas públicas son expresión del gobierno de una nación y la política una categoría relacionada al poder. El poder lejos de concentrarse en el Estado, circula en la sociedad. Para Michel Foucault no reside, ni habita en manos de una persona o grupo, sino que se ejerce transversalmente en el cuerpo social.
Las políticas públicas expresan soluciones racionales de cómo se manejan asuntos de carácter colectivo. Son un factor común de la política y las decisiones del cualquier gobierno. Así, la política puede ser analizada como la búsqueda del poder para establecer políticas públicas sobre determinados temas, o intervenir con influencia sobre ellos. Las buenas políticas públicas son el quehacer gubernamental para lograr la formulación, gestión e implantación de acciones.
El Plan Estratégico de Salud (PlanDES) por definición, es una política pública. Igualmente, otras políticas públicas son insumos de esta estrategia. Esencialmente, la Ley 1-12 de la Estrategia Nacional de Desarrollo, en sus artículos 11 al 17, impone siete políticas públicas transversales: i) derechos humanos, ii) enfoque de género, iii) sostenibilidad ambiental, iv) cohesión territorial, v) participación social, vi) tecnología de información y comunicación y vii) responsabilidad institucional.
Como mandatos orgánicos condicionantes del PlanDES, se suman, la Ley de Salud 42-01, el Plan Plurianual del Sector Público y las principales líneas discursivas del Ministerio de Salud. Una categoría general de lo anterior, es el programa propuesto al electorado por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) de acuerdo a la ley 33-18 de partidos políticos. Esa es la orientación general que pauta directivas y cursos de acción del gobierno del presidente Luis Abinader.
El Ministerio de Salud ha planteado racionalmente políticas públicas de trabajo. Entre estas, aportar capacidad resolutiva y costo-efectividad social a las más de 1,700 unidades de atención primaria. Asimismo, salvar la vida de una parte importante de las 65 mil personas que fallecen por enfermedades no transmisibles. También aprovechar las potencialidades escenificadas para contener la pandemia Covid 19.
Además, garantizar recursos humanos con capacidad y satisfacción. Igualmente, impulsar la gestión integral de riesgos naturales asociados al cambio climático. Finalmente, garantizar la economía, racionalidad y el aumento de la inversión en los servicios de salud; entre otras.
Una alternativa a la inclusión de las consideraciones políticas o de política de poder en las políticas públicas es la simple agregación de especialistas sobre algunos temas, o de soportes comunicacionales, incluyendo el uso de cuñas y de encuestas, a las actividades tradicionales del gobierno. Las políticas públicas de excelencia tienen características que favorecen una mejor discusión política; la principal es que son comparables formalmente.
Según la CEPAL los criterios de una buena política pública, adaptados al PlanDES, son: i) cumple los preceptos de la “ciencia de la oportunidad política, o sea es oportuna?; ii) tiene fundamentación amplia y no sólo concreta y específica, tales como responder la pregunta de cuál es el curso de acción y hacia donde lleva?; iii) debe incluir una estimación de costos y alternativas de financiamiento, en el caso del PlanDES en coherencia con el plan plurianual; iv) considerar factores para una evaluación de costo-beneficio social; v) beneficio social colateral comparado con el de otras políticas;
Igualmente, vi) tiene consistencia interna de la formulación; vii) genera apoyos y críticas probables; viii) Lugar en la secuencia de medidas pertinentes (¿qué es primero?, ¿qué condiciona qué?); ix) Claridad de objetivos; x) Funcionalidad de los instrumentos y xi) presenta indicadores (costos unitarios, economía, eficacia, eficiencia y efectividad)
Definitivamente, el PlanDES 2030 es una actuación estratégica de política pública. Se formula democráticamente, de abajo-arriba con el interés de distribuir el poder en salud, de empoderar comunidades en los servicios y en la toma de decisiones.