Instruí a una IA que elaborara una relación de diez autores de alta reputación que hayan logrado una buena nombradía y reflexión sobre el horror humano de la guerra. Tras sumar otras consultas, fue fácil hallar y procesar y rescatar mensajes de buen pesaje, que vale asimilar.
Es el caso de Erich María Remarque (1898: Hanover, Prusia, Imperio alemán – 1970: Suiza). En su novela "Sin novedad en el frente"(1929) narra la experiencia de soldados durante la Primera Guerra Mundial (2014-2018):"Caen en pedazos alrededor nuestro, y salpicamos nuestras botas con su sangre. Nos abalanzamos sobre las colinas llenas de piras de carne humana, de brazos y piernas desgarrados, de intestinos y cabezas estrelladas. Hacemos camino sobre cuerpos en descomposición. Los hombres se ahogan en el gas venenoso, retuercen sus cuerpos y ruedan por el suelo, con la cara negra y los ojos fuera de sus órbitas. Los soldados agonizan, los moribundos gritan y se retuercen en la mordaza de su propia sangre. ¿Quién los recogerá? ¿Quién los curará? ¿Quién los llevará a casa?”
El mensaje. La guerra es horror, dolor, crueldad. Es deshumanizante. En ella, el sufrimiento humano alcanza plenitud. Los soldados sufren, son obligados a matar y a morir por una causa que no entienden. La guerra hace que los seres humanos pierdan su humanidad y se conviertan en “harapos”, en meras piezas de una máquina de matar sin piedad ni compasión. Tanto desastre humano causado por la guerra es carente de sentido. Las instituciones, los valores y objetivos que se proponen como justificación y la hacen posible son argumentos fútiles, ´mentiritas´.
Alejandro Solzhenitsin (Rusia, 1918-2008). En su novela “El Archipiélago del Gulag” (1970; se refiere a un sistema de campos de trabajo forzado de prisioneros soviéticos, donde estuvo preso, 1945-1956) describe el horror humano de la guerra, en estos términos: “La guerra no es algo abstracto: no es posible evadir el contacto con ella en la vida real. La guerra es la muerte del hombre de la bomba, del hombre del proyectil, del hombre del gas, del hombre de la bayoneta. La guerra es destrucción de casas, de jardines, de ciudades enteras. La guerra es el dolor humano que no conoce límites”.
El mensaje. El núcleo de su mensaje sobre el horror de la guerra es describirla como una de las peores expresiones del ser humano. Esto, en tanto que, no sólo causa muerte de miles o millones de personas; también, porque corrompe el alma humana y destruye la cultura y el patrimonio de naciones.
Para el que fue uno de los más renombrados autores del siglo XX, es trágico que la sociedad moderna haya romantizado la guerra retratándola como algo heroico y glorioso, cuando en realidad es un tejido de argumentos, decisiones, estrategias y actos de violencia y crueldad inhumana. “Es una forma de locura colectiva, que arrastra a sociedades a la destrucción y la aniquilación”.
Solzhenitsin concibe que la guerra puede ser utilizada como una herramienta política por parte de los líderes de las naciones, quienes pueden manipular a la sociedad y justificarla con mentiras y propaganda. En este sentido, realiza una crítica enjundiosa a la naturaleza destructiva y cruel de la guerra, así como a la forma en que se la justifica. Invita a la sociedad a hacer la debida reflexión, a resistirse a la propaganda y a buscar la verdad detrás de los conflictos armados.
Otro autor es Kurt Vonnegut (Estados Unidos, 1922-2007). En su novela Matadero Cinco (1969), Vonnegut describe la guerra comparándola con la nieve. La ve como un elemento natural que puede ser tan hermoso como destructivo y letal.
Así como la nieve, “la guerra cubre todo y borra las huellas de la misma manera que destruye y borra vidas enteras dejando sólo cadáveres y sufrimiento a su paso”. La guerra no es un acto noble y heroico; “es sucia y gris” … y deja marcas indelebles. En la guerra “todo está tranquilo… La gente va y viene, haciendo sus quehaceres, sin saber que van a morir en unas horas. Los relojes están marcando las horas, los minutos, los segundos. Y entonces, algo extraño sucede. El tiempo se desgarra. Los relojes se detienen. Todo se vuelve caos y destrucción. El pasado, el presente y el futuro se mezclan en una sola y confusa masa… ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Hay algún propósito detrás de todo este caos y dolor? La respuesta, por supuesto, es que no hay respuesta. La vida simplemente es así. Sin sentido, sin propósito, sin finalidad. Somos meros espectadores de un espectáculo absurdo, en el que todo está predeterminado y nada tiene sentido” (historia recogida de un soldado estadounidense, Billy Pilgrim, capturado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y su posterior experiencia en Dresde durante los bombardeos).
El mensaje. Al exponer los horrores de la guerra y su impacto en los individuos, Vonnegut nos lega tres mensajes que vale resaltar. Primero, sobre lo absurda e injusta que es la guerra; mostrando que, en el campo de batalla los soldados son víctimas de un sistema que no pueden controlar y que no tiene en cuenta su humanidad, dañándoles irremediablemente.
El segundo mensaje a resaltar es su crítica a la deshumanización generada por la guerra, afectando a soldados y civiles; al representar la violencia y la crueldad, muestra cómo la guerra deshumaniza, y cómo la sociedad puede ignorar o justificar (livianamente) la violencia en nombre del patriotismo y la defensa de ´valores´.
El tercero es su reflexión sobre la vida y la muerte; al cuestionar la idea tradicional de que la muerte es una tragedia, propone una visión más nihilista de la existencia humana, abrazando la idea de que la vida y la muerte son parte de un ciclo sin fin (retorno eterno).
En suma, para Remarque, Solzhenitsin y Vonnegut, respectivamente, i) la guerra es horror, dolor y crueldad, en ella los soldados son “harapos”, pierden su humanidad y son obligados a matar y a morir por una causa que no entienden; ii) la guerra es reflejo de la peor versión del ser humano, en tanto que le corrompe el alma y destruye la cultura y el patrimonio de naciones: y iii) la guerra es deshumanizante, impactando contundentemente en los individuos y el sentido de la vida.
La guerra es una barbaridad. ¡Son estos, tiempos bárbaros!