¿Están muy altas Las tasas de interés? La pregunta parecería una broma para algunos y una ironía para otros, sobre todo para aquellos que han visto en los últimos meses cómo han aumentado las cuotas de sus préstamos. Por supuesto, esta es la parte que se ve y se critica, aunque no ocurre igual con el incremento de tasa de interés que beneficia a ahorrantes. Pero ese es otro tema.
Vamos a los datos para que la gente no piense que, definitivamente, este autor se ha vuelto loco: la tasa de política monetaria (TPM) ha aumentado de 3% en noviembre de 2021 a 8.5% a la fecha; y la tasa activa promedio ponderada de los bancos múltiples lo ha hecho desde un piso de 9.2% en diciembre de 2021 a 15.6%, según la última información oficial disponible.
Hace ya más de un siglo, Irving Fisher de la Universidad de Yale, para muchos considerado el primer economista señalado como una celebridad mundial – no solo por sus aportes científicos sino por sus excentricidades -, nos enseñó una importante distinción entre la tasa de interés nominal (la que usualmente observamos) y la tasa de interés real, ajustada o corregida por los efectos de la inflación. Esta es una aproximación, por supuesto, pero suficiente para ilustrar el punto.
Y cuando consideramos la tasa de interés de este periodo ajustada por la inflación, la historia es muy diferente a lo que piensa la gente. Veamos:
La TPM del Banco Central que mucha gente la considera altísima al nivel actual de 8.5%, en términos reales fue de 1.26% en el pasado mes de enero. Pero durante 27 meses consecutivos fue de hecho negativa. Sin dudas, el objetivo del Banco Central a fines del 2021 cuando inició los aumentos de la TPM era aumentarla gradualmente hasta llevarla a un terreno positivo en términos reales. Y eso se logró en el pasado mes de octubre. Es decir, apenas tenemos 4 meses con una TPM real positiva.
¿Y cuánto fue esa tasa en promedio en el periodo Pre COVID? Pues entre 2013 y 2019 la TPM ajustada por inflación fue de 2.7%, un valor muy superior al observado en los últimos meses. Así que ya la pregunta de que si las tasas están altas no es tan obvia. Sin dudas que la TPM real ha aumentado, pero todavía no a niveles históricos o a lo que se considera una tasa de política monetaria neutral que es cercana al 2%.
¿Y si hacemos este análisis con las tasas bancarias? Pues es fácil. La tasa activa promedio ponderada de los bancos (o sea la de los préstamos) en el periodo 2013-2019 en términos reales promedió 11.1%. Ahora en el mes de enero fue de 6.7% y es posible que este mes promedien algo cercano al 8%. Ha aumentado sin dudas en los últimos meses: en 2021 y 2022 promediaron apenas 2.2%. Pero todavía están a un nivel inferior a los niveles observados previo a la COVID.
¿Y qué característica tuvo el periodo 2013-2019? Pues fue un periodo de baja inflación, estabilidad macroeconómica, alto crecimiento económico…y ¡con altas tasas reales de interés! El caso del sector construcción llama particularmente la atención. En ese periodo creció a una tasa promedio de 10.4% con tasas de interés reales que en promedio fueron superiores al 11%.
Qué interesante: el sector construcción creció en el pasado con tasas de interés altas (en términos nominales y reales). Tal vez ese no es el factor que más está influyendo actualmente en su desaceleración. Puede que sean los altos costos o el bajo nivel de inversión pública. O simplemente hubo un cambio estructural que no les permitirá crecer con altas tasas de interés como lo hicieron en el pasado.
La pregunta entonces es por qué la economía dominicana funciona con altas de interés reales. Me aventuro a lanzar algunas teorías que deben ser investigadas: i) Factores estructurales en el sector financiero (falta de competencia o de profundidad, por ejemplo); ii) Que existan dos emisores de deuda pública; iii) que el Banco Central tenga que equilibrar la macro en un contexto de déficit fiscal estructural.
El problema actual es que muchos agentes económicos tomaron decisiones de largo plazo durante la coyuntura COVID sin tener en cuenta que este periodo de bajas tasas de interés era claramente transitorio. Aun sin el choque inflacionario que forzó al Banco Central a contraer la política monetaria, era evidente de que las tasas iban a regresar en algún momento a sus niveles históricos.