1.- Todo aquel que ocupa un espacio del territorio nacional, en la República Dominicana, debe estar consciente de que vive a su propio buen entendimiento y potestad.
2.- Ese que en nuestro país se porta bien, está expuesto a las mismas nefastas consecuencias que aquel que actúa de manera perversa. Es igual ser pervertido que virtuoso.
3.- Estar ajustando sus actos a la moral y buenas costumbres, es cuestión del pasado. La bondad y el limpio corazón cedieron su lugar a la malicia y a la depravación.
4.- Totalmente equivocada está la ciudadana o el ciudadano dominicano que se ha formado la idea de merecer consideración por la exhibida y probada probidad. Lo que cuenta en el medio nuestro es la deshonestidad abierta o simulada.
5.- Estamos en la etapa donde se destaca el dominicano que se mueve en los diferentes círculos sociales con la mayor desfachatez, porque lo que se celebra es el actuar obsceno y descarado. El escrupuloso, el recto está en desuso.
6.- Recurrir a las instituciones para hacer respetar la bien merecida honra, no es más que ponerse de mojiganga, estar haciendo de buen zoquete, de loco viejo.
7.- Porque el Servicio Judicial actúa conforme la persona y circunstancias, funciona la impunidad y tiene vigencia el crimen por encargo, el sicariato.
8.- Aquí está presente la indignación porque no hay forma de calmarse ante el desprecio al buen vivir que se manifiesta hasta desde el poder del Estado. La salida es montarse en cólera.
9.- No hay que ir muy lejos para un ser humano bueno, resultar dañado, venírsele abajo el deseo de vivir, al sentirse perjudicado, echado a perder, arruinado moralmente y sin posibilidad de sentir que el daño que se le ha ocasionado sea compensado a nivel institucional.
10.- Cómo puede sentirse la mujer o el hombre sin mancha en su vida pública, privada y profesional, si luego de ser afrentado desde el gobierno central, no encuentra protección alguna en el órgano judicial.
11.- En el ambiente dominicano estamos en el período de que lo ejecutado, oficialmente caprichoso, injusto y en lo absoluto abusivo, queda justificado por el silencio cómplice y burocrático.
12.- Lo que pinta la realidad dominicana es la de un sitio adecuado para todo lo que sea relacionado con lo ilícito, indebido, inmoral, irregular, prohibido y arbitrario. Lo legal, lo correcto carece de validez.
13.- Se engaña a sí misma esa persona de nobles sentimientos que, sintiéndose vivamente ofendida por el Estado, busca apoyo judicial y finalmente comprueba estar desamparada, en estado de indefensión, desprotegida en el campo jurisdiccional.
4.- Una vez la sociedad resulta agrietada, degradada en lo ético y moral, de inmediato hace acto de presencia el descalabro institucional, y en lo adelante el bien nacido queda libre para ser difamado impunemente por particulares o el oficialismo.
15.- Las personas decentes de nuestro país están viviendo para ponerse a salvo, a buen recaudo, porque no hay otra garantía que aquella que cada quien puede proveerse para protegerse en lo física y moral.
16.- Allí donde las instituciones son infuncionales, como ocurre en nuestro país, las garantías constitucionales están a lo que decida el capricho de un engreído funcionario que cree contar con el apoyo de sus jerarcas.