Mckinsey & Company presentó en República Dominicana dentro del marco del MGI CEO Sessions la ponencia: “¿Está el mundo ante una nueva era?”, un material en el que se analizó a modo introductorio una línea de tiempo con los distintos eventos donde el mundo vivió altibajos similares a los que hoy enfrentan las empresas, compañías y gobiernos, junto a las tendencias, oportunidades y retos que trajeron consigo los últimos tiempos.

 

“Hay años en los que nada pasa, y años en los que parecen transcurrir siglos”, con esta frase abrían la ponencia Sven Smit y Olivia White, socios senior de McKinsey Global Institute, quienes explicaban el panorama global remontándonos desde la recesión causada por la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la era de contención económica (1971-1973), hasta la era de los mercados (1989-2019).

 

En efecto, se vivieron momentos y crisis similares en el tiempo, aunque quizás con la diferencia de que el 2020 careció de anunciantes como para haber permitido a muchos el privilegio de la previsión; desde entonces surgió una nueva era que terminaría por englobar grandes sucesos en corto tiempo tales como la Covid-19, la guerra entre Rusia y Ucrania, la lucha por la generación y obtención de energía, la inflación a escala global, el crecimiento de la influencia de China en América Latina y el surgimiento de la inteligencia artificial como pieza estratégica en las tendencias de los nuevos mercados emergentes.

 

Pero, ¿Cuáles son los grandes puntos en los que hoy definimos que se enmarca esta nueva era?, hasta el momento podemos citar 5 ejes comprendidos entre: orden mundial, plataformas tecnológicas, fuerzas demográficas, recursos y sistemas de energía y capitalización.

 

En cuanto al orden mundial y plataformas tecnológicas, hablamos actualmente de vivir en un mundo con mercados completamente interconectados y con economías interdependientes unas de las otras, esto, aunado al rápido crecimiento respecto a los flujos vinculados a la tecnología, un rubro sobre el cual Latinoamérica importa en la actualidad apenas un 8% del conocimiento mundial para fines de implementación y mejoras en la región.

 

Observando los ejes transversales, es importante valorar las fuerzas demográficas y los recursos a los que la proyección de la población mundial junto a su rango de edad, tendría acceso para el 2050, siendo una senda que estará marcada en lo adelante por los renglones de salud, educación y nuevas condiciones sociales de impactos significativos para las grandes poblaciones. América Latina tiene una población más joven que otras regiones, sin embargo el bono demográfico se estaría terminando aproximadamente en el 2050.

 

Los sistemas de energía y capitalización fueron los últimos puntos abordados en el MGI CEO Sessions presentado por McKinsey & Company, tratándose los mismos de una batalla que cursa el mundo en la actualidad para lograr una transición limpia hacia energías renovables,  tomando en cuenta que la inversión anual que actualmente se necesita para mejorar la infraestructura de los generadores de energía verdes ronda los 2500 billones de dólares al año, un precio que de momento no todas las naciones pueden asumir en paralelo con el objetivo de alcanzar economías estables capaces de ser sostenibles en el tiempo.

 América Latina, retos y oportunidades

 Si bien América Latina es una región con oportunidades de mejora en cuanto a tendencias tecnológicas, capitalización y sistemas de energía se refiere, conserva importantes recursos naturales y minerales como el níquel, hierro, plomo, niobio y demás bienes que pudieran catapultarla como una de las regiones con mayor potencial, pero hace falta que se reconozca a sí misma como portadora de suficiente talento, recursos naturales y bienes para el hoy y pensar en el mañana.

 

“China piensa sus estrategias, movimientos y acciones a 100 años, América Latina, las piensa a corto plazo”, comentaba Andrés Cadena, socio senior de McKinsey & Company durante su intervención en el MGI CEO Sessions, al referirse a la gran diferencia existente entre sembrar para la inmediatez y cosechar para el futuro, justo un punto donde reside la importancia de brindar valor agregado a las exportaciones, a las inversiones, a la gestión del talento para plantearse objetivos con propósito dentro de la región y encontrar las oportunidades para explotar el potencial trabajado.

 República Dominicana: Riqueza VS  Informalidad

 La ubicación geográfica y respectivos recursos naturales y bienes brindan a República Dominicana un potencial suficiente para colocarla como referente en la región, pero posee oportunidades de mejora que de ser trabajadas, igualmente le permitirían desarrollar propósitos concretos.

 

El país actualmente basa gran parte de su PIB en los ingresos producidos a partir del turismo, las zonas francas, el sector construcción, remesas entre otros y aunque ha sido un modelo de ingreso económico que le ha reportado un crecimiento económico superior al de otros países en la región, República Dominicana podría pensar en una estrategia que potencie el crecimiento sostenible e inclusivo.

 

Esto tendrá mucho que ver como el compromiso con la innovación y mejor gestión del talento. “Más del 50 por ciento de los dominicanos vive en la informalidads”,  un dato proporcionado igualmente por Cadena que nos hace reflexionar sobre la importancia que tiene para el desarrollo de un país el desarrollo de la economía formal y la inclusión de su población en ella.

Por supuesto hay muchos factores colaterales que también impactarán estos resultados perseguidos a futuro, pero se puede empezar a generar cambios por medio de un nuevo contrato social que busque mejorar la calidad de vida de las siguientes generaciones. Después de todo, ya estamos desafiándonos en cuanto a la velocidad de transición hacia nuevos paradigmas que nos exige el mundo y no será la primera vez, ni posiblemente la última ocasión, en que tengamos la oportunidad de rescatar nuestras fortalezas y repensar el camino a seguir. El compromiso de McKinsey será seguir generando estos importantes espacios de dialogo para promover aquel crecimiento sostenible e inclusivo en la República Dominicana.