Los dominicanos regularmente actuamos “ por impulsos” y en numerosas ocasiones por moda, por necesidad momentánea, por arrastre de grupos. Aunque se diga otra cosa, somos pocos perseverantes y una gran parte de las cosas que iniciamos se olvidan y regresan a nuestra atención cuando vuelven a afectarnos y regularmente en mayor grado. A esto se une, el magnífico grado de improvisación que nos llevan a realizar actuaciones, que en muchas ocasiones debemos revertir. Esto es una manifestación que se eleva a las esferas gubernamentales que muchas veces sirve como referencia negativa para las actuaciones de sus ciudadanos.

Hace ya mas de un año el ayuntamiento del Distrito Nacional, inició un programa encaminado a realizar un gran número de cambios de direcciones en muchas de nuestras vías, con el objetivo de mejorar la circulación y consecuentemente los tiempos de traslados en los desplazamientos que diariamente realizamos. Se hicieron algunos cambios, que no pasaron de la cantidad de dedos que tenemos en nuestras manos.

Este programa, decíamos nosotros, que, aunque fuera un presagio negativo, los resultados que se obtendrían, no serían los que se esperaban, principalmente porque lamentablemente nos parece que esto no fue bien planificado, no se ejecutó de la forma correcta y no se le ha dado el seguimiento y la supervisión requerida. Habría que destacar que una de las principales fallas que se cometió, fue que aparentemente no se hicieron los estudios de intensidades de tráfico con todas sus vertientes en cuanto a las vías que se afectaban, por lo que tuvieron que echar hacia atrás muchas de las ejecuciones previstas. De igual manera, como todo buen dominicano, los cambios que se hicieron no fueron acompañados de las señalizaciones correspondientes y mucho menos se llevó a cabo la supervisión y seguimiento que es necesario para el cumplimiento y fiscalizaciones correspondientes.

Lo que se vive en las calles de la ciudad de Santo Domingo que tiene que ver con los estacionamientos en vías muy angostas(en las que apenas pueden transitar dos vehículos en paralelo), es una situación insoportable, que para mejorarse de manera significativa se requiere de una buena señalización, pero, sobre todo, al final del día, de un efectivo control de las autoridades en las vías y la aplicación sin contemplación de las medidas correctivas que impongan estas disposiciones. Esto último es algo que ha venido gravitando sobre esta situación y todas las autoridades van pasando en el tiempo sin llevar a cabo ninguna acción de tal manera que cada día se agrava mas y naturalmente sus soluciones serán también cada día mas complejas.

En este mismo escenario y de manera paralela, aunque desfasadas en el tiempo, las autoridades regentes del sector, encabezadas por el INTRANT, iniciaron hace pocos días el plan piloto “Parquéate bien”. Este plan podría ser un buen inicio para ir avanzando y creando conciencia en la población de que todos ganamos con el cumplimiento de las medidas que se vayan implementando.

La solución a este grave problema es muy compleja, por todas las variables involucradas, por el tamaño al que ha llegado, por lo costoso que resultan las actuaciones requeridas, porque por ejemplo, habría que calcular cual sería el costo de las infraestructuras de estacionamientos que demanda el parque automotor que circula en las calles del Distrito Nacional, esto, tomando en cuenta las grandes cantidades de viviendas de todo tipo, que se construyeron violando las normas existentes en cuanto a los espacios de estacionamiento que indican las regulaciones por cada vivienda que se construya y la muy limitada oferta de áreas de estacionamientos que existen en el Distrito Nacional. Así mismo, habría que acotar que, en el Distrito nacional, las señalizaciones que existen son como perlas, “escasas”, que son indispensables para que se puedan aplicar con éxito este plan piloto y los que deben continuar en todo el Distrito Nacional, lo que también involucra una gran inversión.

Lo anterior plantea que la solución a este terrible problema implica el trabajo muy bien coordinado de todos los actores del sector y además indispensable el apoyo económico del gobierno por lo señalado precedentemente. Esto último parecería bien difícil de conseguir, vista la atención o ninguna atención que le han dedicado por lo menos en los últimos 25 a 30 años cada uno de los gobiernos de turno.

Habría que señalar además que, si no se aplican las sanciones con la rigidez que implican los planes que se lleven a cabo, no será posible ir mejorando la circulación en las vías del Distrito Nacional, en lo que tiene que ver con el aspecto exclusivo de los estacionamientos fuera de lugar que obstruyen estas vías. De igual manera, se requiere un seguimiento continuo que poco a poco vaya creando en los conductores la disciplina propia de los ciudadanos conscientes y con educación cívica, esto porque como indicamos arriba, los dominicanos empezamos bien, pero al cabo de un tiempo nos olvidamos de todo y entonces tenemos que empezar de nuevo con el problema mas grande.

Esperemos que este plan arroje los resultados esperados y que puedan servir de referencia para otras ciudades del país.