Las divisas y el empleo se tienen como las grandes contribuciones del turismo a la economía local. Pocas veces se destaca el impacto de la actividad en la diversificación y expansión del aparato productivo. Se menciona el consumo de productos agropecuarios, pero casi nunca los otros bienes y servicios. La negligencia del MITUR en estudiar los vínculos intersectoriales del turismo evidencia que no atiende las verdaderas prioridades de la política pública.
La prensa nacional informó recientemente sobre un proyecto que busca entronizar los vínculos intersectoriales del turismo. Reportó sobre “un proyecto conjunto entre la FAO, Supérate y el Ministerio de Agricultura en las comunidades de Gina Jaragua, Jagua Mocha y Maria Ruiz, en Higuey para que hoteles y restaurantes compren alimentos a los productores locales.” Mediante este proyecto, “lo que hace dos años eran tierras casi estériles ahora son zonas de cultivo de diversos alimentos como lechuga, espinacas, ajíes, puerros, tomates y pimientos.”
Lo curioso y sorprendente de esta información es que, aunque entre los patrocinadores formales del proyecto figura ASONAHORES, no existe ninguna vinculación del MITUR. Es como si tareas tan importantes como la de intensificar la vinculación del turismo con el sector agrícola le importara un bledo a esa cartera. Por su fijación en las obsoletas francachelas promocionales, el MITUR da la espalda a los eslabonamientos intersectoriales del turismo cuyo desarrollo debería figurar entre sus máximas prioridades.
El referido proyecto tiene antecedentes de consideración. Ya en el 1991 el Banco Central elaboró una Cuenta Satélite de Turismo, con el asesoramiento de la Organización Mundial de Turismo (OMT), la cual consistió en una tabla de insumo-producto que revelaba todos los eslabonamientos del turismo con los diferentes sectores económicos. Sin embargo, no se conoce de ningun proyecto que haya nacido de ese importante análisis y nunca se intentó actualizar la referida tabla.
Pero en el 2006 el INDHRI propició el Proyecto Baigua, una iniciativa de riego para producir frutas y vegetales en las inmediaciones de San Rafael de Yuma. El objetivo de entonces fue generar una producción que abasteciera las necesidades de los hoteles de la zona. Pero el esfuerzo decayó y ha sido apenas en el pasado año que el INDHRI ha acudido en ayuda de los agricultores para que 3,000 tareas de la comarca sean usadas para esos propósitos. De cualquier modo, Constanza continúa siendo el principal suplidor de frutas y vegetales para nuestra industria turística.
Hace más de una década también que el MEPYD apuntó la necesidad de profundizar los eslabonamientos intersectoriales de la economía. Destacó en su análisis que el turismo era de los más vinculados tanto hacia atrás como hacia delante. “Eslabonamiento hacia atrás refleja que la actividad demanda fuertemente insumos nacionales de otros sectores, mientras que eslabonamiento hacia delante refleja que esta actividad provee insumos que son demandado por otros sectores productivos. Cuanto mayor eslabonamiento hacia delante o hacia atrás presenta una actividad mayor es su capacidad para impactar el crecimiento y el desarrollo del país.” La importancia de los eslabonamientos intersectoriales del turismo reside mayormente en los beneficios que sus compras pueden traer al aparato productivo local.
La prensa reportó recientemente que el sector turístico compró unos US$800 millones en el 2022 a productores locales, lo cual representó un 17% de todas sus compras. (El total de compras para ese ano fue de RD$288,049 millones, de los cuales el 80% fue en servicios, con un 3% a la industria manufacturera.) Lo que se desconoce es cuanto más podría comprar el sector turístico si hubiese un deliberado y persistente esfuerzo de la política pública por vincular la producción local con la demanda turística. Hace años que debió hacerse un estudio profundo del potencial y diseñarse un proyecto para acrecentar el aprovechamiento correspondiente.
Los alcances del pendiente estudio deben diafanizar la demanda de bienes y servicios de la industria hotelera en particular. Y al mismo tiempo, revelar el abanico de la oferta de bienes y servicios a todos los niveles, incluyendo lo nacional y lo internacional. Para conocer la demanda no sera suficiente con encuestar los departamentos de compras de los hoteles individuales porque muchos de ellos pertenecen a cadenas que tienen sus compras centralizadas y ubicadas en el exterior. Habrá que investigar las gerencias de compra de las cadenas y conocer sus perspectivas.
La nula atención del MITUR a los eslabonamientos intersectoriales del turismo refleja su desatinada concentración en privilegiar los intereses de los empresarios y soslayar los intereses colectivos. En este caso como en varios otros la cartera debe ocuparse mas de estudiar aquellas áreas donde el aprovechamiento del turismo se manifieste mejor a través de su derrama económica. Es hora de que la política pública del sector este mejor equilibrada.