Estoy herida. No me gusta hacerme la víctima. Todo lo contrario, soy la Madre de lo positivo, una Diosa de la resiliencia.
Y eso le he enseñado a mis hijos e hijas.
Les he enseñado a defender y promover los valores de bondad, de amor, de compasión. De cuidar y cultivar todo lo que nos llene de paz, de plenitud y felicidad. También les he enseñado a ser fuertes y actuar unidos para en lugar de lamentarse y criticar, usar sus energías para cambiar las adversidades y retos por sonrisas de glorias y agradecimiento.

Pero mis enseñanzas están desapareciendo y no lo entiendo….

Les he dado todo, y ofrecido lo que soy en existencia y más allá. Tengo los verdes y azules más hermosos del Universo. También todos los otros colores, con intensidades que deslumbran a todos quienes me conocen.

Tengo un clima envidiable, y para todos los gustos.

Tengo montañas y valles llenas de tierras fértiles para todas las frutas y vegetales, para todas las legumbres y los granos, para todas las hortalizas y las flores… pero también tengo manantiales, ríos y lagos llenos de aguas cristalinas, de agua dulce y agua salada. Y estoy rodeada de las costas y playas más hermosas de la Tierra, las tengo en todas las tonalidades y profundidades, y juego a cambiarlas de color, a medida que pasa el día voy pintando diferentes tonos de azul, turquesa y verde, y los pongo a coquetear con olas blancas, que a veces desatan fuerzas y crecen, y en otras ocasiones su intensidad solo es de paz y calma.

Soy una de las mejores amigas del Sol, desde que se creó la Tierra, y por eso pasa mucho tiempo conmigo, y me regala su sonrisa brillante cada mañana, y sus más hermosos destellos cada atardecer… donde me deslumbra con esos amarillos, naranjas y azules lila con los que enaltece el cielo y el mar justo antes del anochecer.

La luna y las estrellas son mis huéspedes constantes, a ellas les encanta estar para mí y danzar con todas sus bellezas. … sobre todo bien entrada la noche donde el ruido del silencio me pone a descansar.

Yo solo ofrezco amor y belleza, y solo he ofrecido eso a mis hijos e hijas. Pero estoy herida, ya no me escuchan, ya no me cuidan y andan voraces, queriendo destruir todo lo que soy y les doy; nuestro hogar.
Mis hijos e hijas, quienes me pueden ayudar, huyen. Quienes se quedan con deseos de cuidarme y amarme se están cansando. Quienes se quieren quedar sin amarme y sin cuidarme, me están destruyendo.

Estoy herida. Quiero mantener mi existencia. Necesito tu amor. Sólo desde el amor me protegerás, me cuidarás y me conservarás cómo fuente constante de felicidad. Att. RD”