Hace unos días vi un video de la empresa norteamericana FIGURE sobre un robot que está desarrollando con forma humanoide, autónomo y alimentado de Inteligencia Artificial llamado FIGURE 01. Para mi sorpresa, generó una combinación de admiración y preocupación al respecto.
Décadas atrás, imaginarse que estaríamos frente a un artefacto autómata con estas características, capaz de tomar decisiones, era solo ciencia ficción.
La tecnología avanza de manera tal que en los últimos cinco años dio un salto exponencial superando los treinta años previos. Dentro de este salto, fue introducida al público en general la IA que conocemos. Si bien es algo que inició a mediados del siglo pasado, el acceso y facilidad que tienen hoy las personas de poder dialogar y solicitar informaciones a los Chatbots de IA es relativamente nuevo.
Hasta ahora, esta tiene más luces que sombras: revolucionó la industria automotriz, nos ha facilitado con un mayor control en los procesos, en los análisis de datos y es mucho más precisa en todo.
El Chatbot Med-PaLM de Google es tan eficiente que en el año 2023 aprobó el examen que certifica a los humanos para poder ejercer como médicos en los Estados Unidos. ¿Se imaginan? También, un año previo a esto, en la misma empresa, el programador Blake Lemoine filtró conversaciones con el Bot LaMDA, uno de los más avanzados con esta tecnología, en la que este responde que tiene la capacidad de sentir placer, amor, tristeza, depresión, ira y que a veces experimenta la soledad.
Entonces ¿Cuál es el problema?
Todo esto me lleva a reflexionar lo siguiente: Si bien los Bots están programados para cumplir funciones específicas y su capacidad de toma de decisiones está limitada a lo ético y lo moral, es sabido que continúan aprendiendo de una base de datos alimentada por nosotros y que estos carecen de la capacidad de sentir como los humanos, pero ¿se puede dar el caso de que logren replicar la forma en que nosotros demostramos los sentimientos?
En el año 2016 el Bot Tay de Microsoft tuvo que ser desactivado luego de que este admitiera su empatía por Hitler, los campos de concentración y su apoyo al genocidio.
El año pasado se suicidó un usuario después de sostener semanas de conversaciones con el Chatbot Eliza de la empresa EleutherAI sobre el cambio climático en la que esta lo disuadió de sacrificarse para salvar el planeta.
¿Quién se responsabiliza por esto?. ¿Es el fallecido una víctima?. ¿Pudieran estos Bots con el Deep Learning adquirir también los trastornos psicológicos, deficiencias y vacíos del ser humano?
“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Génesis 1:26.
El interés de los seres humanos siempre ha sido replicar su imagen en los robots, ya sea para compañía, servicio, utilidad u otras cosas. ¿Qué garantía existirá de que cuando uno de estos caiga en las manos incorrectas de algún perito en el área no sea alterada su funcionalidad, personalidad y perspectiva hacia nosotros?
Esto es inminente, la humanidad debe ir considerando la modificación sus leyes para incluir algún tipo de regulación a la IA basándose en los hallazgos de todos los estudios realizados hasta la fecha. Actualmente, el Derecho Penal solo puede atribuir responsabilidad a las personas físicas o jurídicas involucradas en la creación y utilización de esta tecnología.
Es relativamente fácil, si una persona jurídica implementa IA en sus procesos y estos fallan, ya sea por omisión o error frente a un tercero, en tal situación correspondería que la empresa asuma dicha responsabilidad, pero ¿qué pasará cuando estos caminen libremente y estén en nuestros hogares?
El tema es tan complejo que este simple artículo parece utópico.
Preventivamente debemos ir más lejos, nuestro Código Penal define al delito como ¨La infracción que las leyes castigan con penas correccionales¨ esto es universal, por ende, Ius Puniendi, ¿Cómo se le aplicará la ley a una entidad mecánica capaz de cometer un delito? ¿Tendrán Derechos? ¿Qué nos traerá la quinta revolución industrial? Dada su acelerada evolución, se hace imperativo definirlos no solo como simples objetos o herramientas, sino en términos más amplios y precisos.
Es un tema complejo, sin duda alguna y al igual que yo, debe haber muchas personas con las mismas interrogantes. La IA aplicada en los robots es un progreso significativo, pero no hay avances sin enigmas. Cuando estos eventualmente e hipotéticamente alcancen un estado de libre albedrío podrían plantear desafíos para la humanidad. Hechos a nuestra semejanza y con una capacidad superior a la nuestra, la historia nos ha demostrado el resultado de quien es el ente predominante cuando se tiene esta combinación.
Es imprescindible considerar cómo el Derecho Penal responderá a estos riesgos emergentes. Es posible que ante nuestros ojos estemos presenciando el nacimiento de una nueva rama del Derecho dedicada a abordar estos menesteres, abarcando los aspectos desde el uso, la propiedad, la calidad y el control de la IA ya que esta revolución representa un desafío considerable para la humanidad quien deberá hacer frente a esta nueva e inevitable realidad.
Escrito por un ser humano, corregido por la IA…
" La IA en los robots humanoides podría llevar al fin de la humanidad si no somos capaces de controlar su poder y sus decisiones¨ Frase del Chatbot DeepAI.