En Francia, todo el año 2023 ha estado marcado por el camino de la cruz que significa una modificación del régimen de pensiones, algo completamente esperable a partir del momento en que hay una seguridad social que funciona de manera eficaz desde hace más de setenta años y los ciudadanos sienten como un derecho adquirido su buen funcionamiento, el cual, además de la ausencia de corrupción, necesita adaptarse a los cambios de la composición de la población a través de la aplicación de los resultados arrojados por estudios actuariales, una disciplina compuesta por varias ramas del conocimiento y que está destinada a estudiar los riesgos a largo plazo de las inversiones financieras.
Este propósito de adaptación de coberturas y esfuerzos de los ciudadanos se complica no solo por los cambios en la esperanza de vida, tasa de fecundidad y capacidad de atender la vejez, factores que han evolucionado significativamente después del fin de la Segunda Guerra Mundial (el momento en que empezó a adoptar el sistema que todavía está usándose) sino también porque las elecciones legislativas del año 2022 definieron un congreso donde hay una gran división de puntos de vista y una gran dificultad de llegar a un punto de vista común. El resultado es que en pocos meses se ha hecho un uso recurrente de la aplicación del artículo 49.3 de la ley francesa que permite al gobierno adoptar medidas sin la aprobación de ninguna de las Cámaras. Cabe señalar que ésta no es la administración que más ha utilizado ese artículo, honor que todavía ostenta la administración de Michel Rocard. El haberlo utilizado nueva vez en el mes de marzo para la implementación de estos cambios ha resultado muy impopular.
Todavía mientras se mantienen todos estos meses de tensión, en un proceso mucho menos incidentado, la modificación de la relación de fuerzas entre la producción industrial y la gran distribución, fue aprobada a la unanimidad. ¡A la unanimidad en el mismo congreso donde hay tantas divisiones partidistas y de puntos de vista! ¿Cómo se explica ese fenómeno? En gran parte porque es evidente que los cambios propuestos resultan en beneficios tanto para la población como para el funcionamiento de la capacidad productiva del país. También porque la distribución a gran escala en Francia no se ve amenazada por empresas como Amazon o AliExpress, gigantes de la utilización de la inteligencia artificial en la distribución de bienes y que están incidiendo en la cantidad y calidad de puestos de empleo disponibles. Al final, por socialista que parezca, tomar medidas que claramente estén al servicio del público es la manera más exitosa de trabajar por la democracia y por el capitalismo. ¿Cuál ha sido el problema de la reforma del sistema de pensiones en Francia? Que no ha sido capaz de comunicar adecuadamente que esa sea la intención.