-Porque: “Los hombres libres tienen ideas, los sumisos, tienen ideología”.
-Un ser, siempre obrará según la
influencia de las causas que lo
soliciten de acuerdo con su
naturaleza individual.
Schopenhauer.
Desde hace bastante tiempo y en innumerables oportunidades nos hemos cuestionado sobre el porqué de tantas cosas repetitivas, no en la excelencia o en busca de ella, muy por el contrario, en hacer de la rutina lo cotidiano, quizás para no romper normas o arriesgarse a cualquier tipo de reproche o mal querencia por no adaptarse, a lo que, en su momento, se considera lo correcto.
Tuve frente a mí la respuesta todo el tiempo, es decir, la debida causa del porqué de este comportamiento y más, entre personas consideradas pensantes o, más elegante decir; instruidas y hasta intelectuales, que sufrían y sufren de este mal de fondo. Y, sin duda alguna, es la política, si, así de simple, esa es la razón principal y peor, cuando esta hace noviazgo o, cuando hace maridaje con un compañero que se ha hecho su inseparable, y, que lleva por nombre; el señor clientelismo. Quizás bastaría con esto, para entender el grave problema de la ineficacia de la gran mayoría de funcionarios dentro del Estado, por lo menos, en este dominicano, el cual conozco bastante bien.
Y es que, estos políticos, de nuevo cuño, enarbolan con orgullo y en la mayoría de los casos, hasta con una desfachatez que llega hasta el ridículo, una heroica ideología que la repiten y repiten hasta la saciedad, es decir, repitiendo como gallareta lo que otros han dicho, han hecho o establecido, sin tomar en consideración, el continuo cambio dentro de una sociedad y, sin importarles el contexto bajo el cual se produjo.
Ignoran ejecutar cualquier cambio en cuanto a lo material, ya que, teóricamente, son reiterativos en emplear esta palabra como signo de progreso y avance en todos los sentidos, pero, en la práctica, es siempre lo mismo. Son obtusos en aprender cambios, porque se consideran conocedores de todo y expertos en la invención, por esa razón, no salen de su ignorancia y se niegan a ver la realidad. Esta es la razón, por la cual, aun y pase el tiempo y cambiamos los políticos, la ejecución de la política, continua igual, con caras quizás diferentes, pero, el mismo accionar.
Al menos, son coherentes al comportarse igual a la ideología que profesan, es decir, son estáticos como ella, que no evoluciona. Muy diferente sería, si estos personajes, por lo general ahítos de heroicidad y preocupación por el bienestar de los pobres padres de familia, en vez de ser ideólogos, como señaló Hegel, pudiesen tener ideas, ya que estas, por el contrario, son dinámicas y evolutivas.
Para estos señores ideólogos, la vida, sin los tesoros materiales que logran acaparar en base a su profesión de bondadosos, todo se resume a vivir su momento en busca de objetivos materiales, ya que solo son sensibles a lo que sus sentidos maquiavélicos quieran ver mientras se encuentran enclaustrados en el pensar y accionar del momento, no más allá, porque siquiera en eso piensan.
Al parecer, es este el gobierno que más personas ha tenido en sus filas que cuentan con una hoja de vida -en ocasiones- endiabladamente elaborada en base a teorías; son especialistas en decir lo que se debe hacer, pero no lo hacen. Es como si los hubiesen ensamblado o fabricado solo para elaborar teorías y amontonar certificados, diplomados y doctorados en este asunto. Estructurados por sus progenitores -en su gran mayoría-, con el único fin de vivir del Estado o la política, cual herencia patriarcal. Especialistas en habría que hacer; debería de hacerse, pero, en resumen, solo son ignorantes de realidades y expertos en crear fantasías y saber argumentarlas. ¡Sí señor!