Duelo y Melancolía es un ensayo de Freud en el que destaca la diferencia crucial, una diferencia clínica, entre dos posibles formas de sentir al perder un objeto; la primera es el luto o duelo y la segunda es la melancolía.
Luto sería una abordaje físico en reacción a una pérdida de empleo, financiera, muerte de un ser querido, el fin de un relacionamiento amoroso o un matrimonio, o de una mascota… es una respuesta imprescindible por la que se necesita pasar para luego volver anímicamente en disposición de continuar con su vida.
Este es la base temática de la película 21 GRAMOS, la cual le da seguimiento a la narrativa de Amores Perros, con similar estructura a partir de un accidente de tránsito que en este filme lleva tres historias que aparentemente apenas se entrelazan por ese accidente: un cardiópata en fase terminal, una ex cocainómana y un expreso metido a evangélico (que es el personaje que le da sentido a la trama).
Aunque las tres historias lidian con el luto o duelo por la pérdida de un ser querido, es con el ex preso que el filme logra llevar la historia a un plano en que se desata el conflicto originado por la culpa y el perdón -que es un asunto reforzado por el cristianismo-. El filme nos lleva a preguntarnos si es que hay una nueva forma de duelo.
Pues bien, el filme nos rememora aquel sentir de que las cosas son irreemplazables, pero en la melancolía ocurre que cuando ese proceso no culminó positivamente entramos en las redes de la tristeza sin medidas y nada nos reconforta y ese estado melancólico lleva a serias depresiones con peligro de no tener vuelta atrás.
Así el duelo jamás llega al fin. Con la muerte de uno de esos personajes protagónicos al final, ya sabemos en qué va a terminar el duelo de otro personaje por su fallecimiento o al menos es lo que se pueda pensar cuando se guarda luto por algo y llega una esperanza que nos ayuda a salir del marasmo y ocurre que también perdemos esa nueva oportunidad de superar un duelo.
Sabemos que somos perecibles, pero ocurre que existen las neurosis que suelen hacer de cualquiera una persona neurótica en grado sumo. Hay otro mecanismo de defensa que es el de auto represión en el que voluntariamente se olvida de todo e incluso presume que vivirá para siempre. Todo eso de manera indistinta lo vemos reflejado en las diferentes actitudes de los personajes principales. Buen guion y mejor dirección.