Porque: La lealtad a la Nación, es consustancial con el uniforme
En tiempos de guerra, la
verdad es algo tan precioso,
que necesita una escolta de
mentiras.
Churchill. –
Sin pretender exagerar, hacer comparaciones fantasiosas o adularia alguna, pero, con algún dejo de esperanza de que así sea, podríamos decir, sin que tampoco lleguemos a politiquería barata, sino, más bien, a un estado ilusorio que nos permita filosofar un poco para decir que, en estos momentos, pareciese que el Presidente de la República, podría asemejarse -de así continuar- a Jano, el Dios de las Puertas y también de los Comienzos en la mitología romana.
Y es que muchos estarán de acuerdo, que hacía tiempo que determinadas puertas permanecían abiertas para puntuales acciones indelicadas y, otras tantas, cerradas herméticamente para el accionar judicial. Aunque mejor sería nombrarlo como en algún tiempo no lejano, donde Némesis, portador del justo y colérico castigo, ante la burla con la cual fue tratada y acosada Temis, permaneció ausente.
Otros tantos han expresado todo lo contrario a esto e inclusive han manifestado que su accionar es un ir y venir y hasta en ocasiones, han lucido temerosos ante determinados “poderes” que le brindaron apoyo para llegar a la Presidencia, por lo cual, no actuaron en contra de las indelicadezas cometidas por estos, pero, olvidar que el valor sin miedo es nada más que una absurda estupidez, me resulta incomprensible en estos lideres, porque de ninguna manera me parece posible en estos, ya que de estúpidos no tienen la más mínima pisca.
Y todo esto no significa que reconocer las cosas buenas o malas tenga que ver con algún tipo de fanatismo o favoritismo que establezca si alguien lo ha hecho bien o mal, simplemente que, hasta ahora, han sido diferentes y los hechos los hacen diferentes, pero eso es bueno, porque las diferencias para entendernos todos, está claro, que se pueden allanar.
Estamos en medio de una situación que -se quiera o no admitir-, se están produciendo cambios, quizás no tan rápidos como muchos quisiéramos; quizás se avancen tres pasos y retrocedamos uno, pero avanzamos, siempre y cuando admitamos que, parodiando un antiguo refrán, este gobierno -para nuestro futuro-, podría ser el clavo que perdió al caballo que perdió al reino.
Por esa razón es que tenemos que recobrar el clavo de la disciplina que se ha evaporado frente a nosotros, principalmente, en el seno de los organismos llamados a ejercer el monopolio de la violencia, quizás teniendo sus raíces enclavadas en el antiguo, corrupto y abusivo Cuerpo de Ayudantes Militares -hoy Cusep- y que de mala manera han influido en las medidas tomadas en contra de todos aquellos que han manchado el uniforme militar o policial, cuando en los reglamentos está muy claro lo que se debe hacer pero que, en vez de las cancelaciones, o pensiones, se han decantado por las “suspensiones” y yo pregunto, ¿si alguno de ellos les da por ir vestido de militar a los tribunales qué? ¿Y si son absueltos qué, retornaran así por así a las filas a poner su ejemplo de lo que debe ser un militar o policía? ¿Y dónde quedará aquello de que “ser militar o policía -en este caso- significa un deber y un sacrificio y no merece serlo quien no se haga cada día digno de ello? Indiscutiblemente, un paso atrás en ese sentido.
Se dice que cada uno hace lo que puede y no está obligado a más y eso es exactamente lo que han hecho todos los militares y policías que han deshonrado su uniforme, han actuado de acuerdo con su naturaleza y formación, pero, no han sido solo ellos los principales culpables, ya que ahí están los políticos que, de tanto practicar aquello de que una mano no se entere de lo que hace la otra, estos -todos honorables- políticos, se han convertido en el argumento de la obra. ¡Sí señor!