Estuvimos analizando nuestros miedos patológicos, porque es difícil resolver un problema que no has identificado, ahora vamos a compartir pautas prácticas y estratégicas para enfrentarlos.
Hablábamos de los inconvenientes del miedo crónico, este normalmente se presenta cuando vivimos en circunstancias de altos riesgos. Aunque podría ser difícil modificar nuestros estilos de vida, a veces es un requisito indispensable.
Cuando el miedo te impide realizar algo, debes evaluar si lo que quieres es posible o conveniente, si lo es, entonces deberás analizar tu miedo, comprender por qué lo tienes y lo que puede ayudarte a superarlo. Hay múltiples recursos que pueden servirte, veremos algunos.
Una vida ordenada y saludable, con relaciones sociales sanas, es un buen punto de partida. Cuando perjudicamos a los demás es imposible no tener miedo, porque sabemos que lo mismo que sembramos podríamos cosecharlo de alguna manera.
Aunque los humanos somos fuertes, normalmente necesitamos el apoyo de alguien. Podrían apoyarnos con ideas, presencia, afecto, ayudas de diversos tipos y por supuesto, evitándonos enfrentar lo temido, esta última opción es la más cómoda, pero no la más conveniente. Pero TODO tiene solución, aunque no la logres ver inicialmente.
Se podría reconocer que el motivo de su fobia es algo hasta ridículo, pero aun así no poder liberarse de ella. En esos casos, la psicoterapia te puede ayudar cognitivamente a debilitarla y a desarrollar conductas convenientes en situaciones seguras y confortables, desde las que puedas empoderarte y gradualmente liberarte de ese miedo.
Alguien podría presentar un síntoma y creer que su vida peligra, desatando un ataque de pánico, pudiendo presentar: palpitaciones, sensación de falta de aire, mareos, temblores, diversos síntomas abdominales, sensaciones corporales alteradas, miedo a perder totalmente el control. Pero tan pronto el médico determina que no hay ningún peligro, desaparecen los síntomas “por arte de magia”.
A un conferencista por un miedo excesivo: le tiemblan las manos, la voz se escucha deformada o se queda paralizado a mitad del discurso. Los espectadores por un efecto de sus neuronas reflejo tienden a identificarse empáticamente con el temor del orador (ya que todos lo hemos experimentado en algún momento) y usualmente lo apoyarán (dependiendo del motivo del discurso). Con el debido entrenamiento ese miedo escénico es totalmente superable, el reconocerlo es el primer paso. Como dijimos evadir las fobias debilita y afrontarlas fortalece.
Los antidepresivos, ansiolíticos y hasta los anticonvulsivantes han mostrado eficacia en trastornos de pánico. Los primeros suelen ser eficaces solamente después de varias semanas de uso, los segundos suelen recomendarse como terapias cortas y los terceros, para cuando los primeros no funcionan, obviamente a discreción del médico tratante. Automedicarse con los psicofármacos es altamente peligroso.
Al psicólogo Albert Ellis en su juventud, le producía pánico el hablar con las muchachas, por lo que decidió a manera de ejercicio, asistir al parque y hablarles a 100 mujeres, refiere que, aunque no consiguió salir con ninguna, finalmente superó totalmente su temor. Si hubiese seguido evitando las chicas muy difícilmente podría haberlo superado, pero al afrontar gradualmente su temor, este comenzó a disiparse, siendo el testimonio personal de uno de los más grandes psicólogos. Tus debilidades bien manejadas, pueden convertirse en tus principales fortalezas.
Es crucial que cada persona desarrolle su existencia acorde a su espiritualidad. Las creencias personales son de vital importancia contra el miedo, porque ante los misterios de la existencia, en especial la muerte, la espiritualidad te puede dar la fortaleza para no afectarte con ansiedades excesivas, porque el miedo a morir puede impedirte vivir. El signo que demuestra mejor que la fe aumenta es que el miedo disminuye.
La meditación es una práctica de gran ayuda porque nos permite identificar mejor nuestros temores y, sobre todo, porque es una vía directa para que nuestros pensamientos controlen nuestras emociones, particularmente al miedo. Las emociones son una interfase entre nuestra mente y nuestro cuerpo, pudiendo ser generadas por cualquiera de los dos, son como la plataforma donde ambos interactúan. Por todo lo anterior, cuando estés en crisis total de pánico, simplemente con controlar tu respiración y respirar como sueles hacerlo cuando estás en paz, inmediatamente la situación puede comenzar a controlarse. Podrías contar tres mientras inspiras, retener por tres más y espirar con cuatro. Cuando rebases la crisis, no olvides reírte de que creíste que te ibas a morir.
Los ejercicios de visualizaciones o exposición interoceptiva son muy útiles tanto de forma guiada como individual, si te logras ver mentalmente superando lo temido, hacerlo realidad se facilita. Tal vez aprendiste a imaginarte fracasando, pero es hora de que aprendas a visualizarte en la máxima realización posible, eso motivará tus potencias internas para hacer realidad la imagen que ideaste.
Aunque algunas fobias pueden desaparecer abruptamente, lo normal es que sea un proceso gradual.
No podemos concluir sin reconocer el valor de la Biblioterapia, en que seleccionamos la información con que alimentaremos nuestro cerebro. Una buena lectura te puede ayudar a superar tus temores innecesarios.
Tus cadenas de miedo solamente pueden romperse con tus pensamientos y conductas, la recompensa es libertad.