El Estado dominicano tiene en energía eléctrica entre los principales retos debido a la considerable dependencia de combustibles importados, de gran impacto económico; así como por sus efectos en el calentamiento global, tomando en cuenta que el territorio nacional ocupa el lugar 12 entre los más vulnerables en el mundo.

En la generación de energía eléctrica las principales fuentes (matriz energética) al 2023 como capacidad instalada son gas natural (34%), carbón mineral (19%), fuel oil -gasoil- No. 6 (13%), solar (12%), hidráulica (11%), eólica (7%), fuel oil No. 2 (3%) y biomasa (1%).

La matriz energética tiene real trascendencia en la crucial planificación del Estado. Se destaca que el actual ministro de Energía y Minas, Ing. Antonio Almonte hace 20 años y siendo director de la Comisión Nacional de Energía liderara la elaboración del Plan Energético Nacional 2004-2015; pero después de concluida su gestión y al margen de un básico principio de continuidad del Estado, ese plan no fue tomado en cuenta y por el contrario se procedió a elaborar otro plan (2010-2025) seis años después (¡!), sin referencia al anterior, además al que no se le dio seguimiento.

Lo referido en cuanto a planificación, es un tema el cual debería ser asumido siempre por quienes dirigen los correspondientes gobiernos poniendo en primer lugar, lo cual no parece fácil, el interés nacional.

Lo dicho se asocia directamente al problema de las fuentes de energía para la generación de electricidad. Eso así pues aún en la actualidad el peso de las fuentes de combustibles fósiles en cuanto a capacidad instalada es de un 69 %; y las de energías renovables convencionales como la hidráulica o las renovables no convencionales como la solar, eólica y biomasa, las que representan aproximadamente el 31%,11% de la hidráulica y el 20% predominantemente de solar y eólica.

Entre los actuales esfuerzos hacia el incremento de las energías renovables y considerando las reales limitaciones en cuanto al crecimiento de las fuentes hidráulicas por sus prioritarios usos para el consumo humano y la producción agrícola, se destaca como se ha dicho el gran incremento en los últimos 4 años, en  más de un 65%.

Las ciudadanas y ciudadanos y toda la nación han de estar muy atentos conociendo y estudiando, y dándole seguimiento y especialmente procurando que las autoridades continúen desarrollando las acciones que contribuyan al avance del país en la matriz energética. Lo cual se logra con una efectiva planificación, en correspondencia plena con la ejecución, mediante un efectivo seguimiento.  Además, frente a una economía en permanentes desafíos y un territorio ambientalmente muy vulnerable.