La semana pasada publiqué el artículo “No bote este artículo hasta el día después de las elecciones”, donde enumeré las 15 encuestas electorales publicadas previo al mismo.
La que más se acercó fue Mark Penn/Stagwell pues pronosticó que Luis Abinader ganaría con un 57%. Sacó 57.45%. Me alegré, ya que dejo la representación de esa empresa en el país después de 60 años de haberlo estado haciendo. En las próximas elecciones del 2028 yo tendría 90 años de edad y no tenía sentido continuar. Delegué en Alicia Ortega. Salgo pues, con “broche de oro”. En segundo lugar quedó Greenberg, de “Diario Libre” con 58% y en tercer lugar Gallup con 60%, auspiciada por un medio televisivo. Otra vez las encuestas promovidas por los medios y pertenecientes a reconocidas compañías internacionales fueron las que más se acercaron a la realidad. Las otras 12 encuestadoras no tuvieron igual suerte y de ellas 3 hasta pronosticaron la necesidad de una segunda vuelta.
Por primera vez Dick Morris hizo una encuesta en el país donde pronosticó que Abinader sacaría solo 45.8% y Leonel Fernández 33.7%. El reconocido ex editor de “The New Republic” y autor de seis libros, Andrew Sullivan, otorgó públicamente, según consta en la web (ver Safari), un premio a Morris “por predicciones impresionantemente equivocadas tanto en asuntos políticos como sociales y culturales”. Su papel en Santo Domingo justifica aún más ese premio.
La reelección de Abinader contrasta con lo que está pasando en América Latina donde la oposición usualmente está ganando. Un aspecto importante es que la abstención fue de un alto 45.6% cuando en elecciones presidenciales del pasado realizadas bajo condiciones normales la abstención era de solo un 30%. Pero si restamos el alto 81% de abstención en el voto en ultramar resulta que la abstención dentro del país baja a 41.4%. Creemos que en eso influyen varios factores. Ahora es mayor el voto en ultramar pues representa un 10% del padrón total y allí la abstención fue de 81%. Muchos dominicanos residentes en el país se han mudado de ciudad o campo sin haber cambiado el lugar donde votan y eso puede también explicar el alto abstencionismo. La ausencia de figuras mesiánicas como Bosch, Balaguer y Peña Gómez y su sustitución por simples seres humanos puede también explicarlo. La juventud está particularmente desinteresada de la política. Muchos simplemente están hastiados por la corrupción en la política. Pero nuestro 45.6% de abstención compara favorablemente con la de varios países latinoamericanos muy maduros, como Chile, donde ha llegado a un 80%.
Otra vez, al igual que en 1994 y 1996, cuando Balaguer lo utilizó para atacar a Peña Gómez, el anti haitianismo fue usado para conseguir votos, pero de una forma más sutil. Bosch en 1962 ganó con un amplio margen (28.72 puntos) con relación a Viriato Fiallo quien estuvo en segundo lugar, parecido al que ahora sacó Luis Abinader contra Leonel Fernández (29 puntos) y, además, controla absolutamente el Congreso. Bosch cometió el gran error de utilizar su control congresual para aplicar una “aplanadora” durante su gobierno. Abinader, en contraste, ha hecho muy bien en anunciar que promoverá las reformas negociando junto con la oposición, aun cuando esta apenas sacó un 39% del voto total. Debe promover una reforma tributaria, otra en la Policía Nacional y en el Código Penal y también buscar formas de reducir las enormes pérdidas de las tres compañías estatales distribuidoras de electricidad, ya sea vendiéndolas al sector privado, como hizo Leonel Fernández durante su primer gobierno, arrendándolas a grupos privados, o sacando la política de su administración. El gobierno ha tenido que endeudarse en moneda extranjera para cubrir esos déficits y llegará un día en que el mercado dejará de interesarse en nuestros bonos. China está saliendo de sus inventarios de bonos del Tesoro norteamericano lo que afectará el mercado de otros bonos soberanos como los nuestros. El sindicato de maestros y cómo mejorar la educación es otro reto.
Nuestros tres principales partidos ya ideológicamente se parecen mucho entre sí, siendo de centro derecha. La ideología no predominó pues en estas elecciones.
Cívicamente hemos madurado como nación, dando un ejemplo al resto del mundo. Ahora tenemos que reducir la brecha entre ricos y pobres.