No es exagerada la aseveración del Dr. Julio Hazim al decir en un programa de televisión que, sin importar el nombre de la empresa encuestadora, solo cree en la última encuesta que hace antes de las elecciones, pues con esta se juega su prestigio. Todas las demás son como ellas dicen, fotografía del momento, donde se crea una errónea percepción y así posicionar con 10 o más puntos al candidato del grupo que la financia o algún otro candidato que convenga a los intereses de aquél.

 

En efecto, un año antes de las elecciones presidenciales de mayo de 2016, la empresa Gallup; sí, la misma Gallup que dio a conocer los resultados de su último sondeo el pasado 21 de junio y, que desde 1935 viene haciendo encuestas, le dió a Guillermo Moreno, candidato presidencial del partido Alianza País, un 23.8% por ciento. Para sorpresa de todos y todas, Guillermo Moreno, solo logró el 1.8% por ciento.

 

La GALLUP, un año antes de las elecciones presidenciales, ¡le daba a ese candidato más de 20 puntos! Decía uno de mis profesores de Ciencias Políticas, Andrés Avelino, que la propaganda no se podía sustentar solo en datos falsos, pues no surtiría el efecto esperado, sino, que debía contener algunos datos verídicos camuflados con los datos engañosos.

 

Visto lo anterior y haciendo un análisis comparativo de las dos últimas encuestas Gallup (abril y junio), podríamos aseverar, observando la constante de los datos verídicos, quién será el candidato vencedor en las próximas elecciones presidenciales.

 

En cuanto a un escenario de segunda vuelta (nadie gana en la primera), no hay esperanza para el candidato del partido gobernante, pues en la actual coyuntura, al igual que en la del año 1996, todos los que votan por dicho candidato, lo hacen en la primera vuelta; en la segunda, toda la oposición se unifica en contra del oficialismo.

 

Los datos están ahí, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 1996, Peña Gómez alcanzó un 46% por ciento; Leonel Fernández un 38 y Jacinto Peynado un 15. En la segunda vuelta sabemos lo que pasó.

 

En 1996, con un escenario mucho más difícil, complejo y desventajoso para Leonel Fernández, pues además del antagonismo tradicional con el partido a sumarse en la segunda vuelta (situación ahora totalmente diferente), la alianza opositora se formó con el partido oficialista que había sido relegado a un tercer lugar.

 

El PRD quedó en primer lugar para el balotaje, teniendo como candidato al más grande líder de masa quien acababa de lograr un 46% en la primera vuelta, no pudiendo alcanzar el 50+1 en la segunda, ¿de qué forma podrá ese mismo partido con nuevas siglas, con una situación política coyuntural más adversa, lograr lo que no pudo su líder histórico?