La carta del profesor Juan Bosch de 1943 sobre el tema haitiano, reproducida recientemente por Acento, despertó una casi olvidada memoria de Bosch, un recuerdo que me apena, porque el Juan Bosch que conocí era una sombra de su antiguo ser.

La conversación más larga que tuve con él fue en 1986. En ese tiempo era el embajador canadiense no residente en República Dominicana (mi base era Caracas, con visitas periódicas a Santo Domingo). Nos conocíamos desde la época en que estaba en servicio diplomático en la entonces llamada “Ciudad Trujillo”.

Esa última reunión tuvo lugar en la sede del PLD en la avenida Independencia, en lo que había sido una casa impresionante de principios de 1900, y fue pintada con el color morado, indescriptiblemente feo, del PLD.

No me había dado cuenta de que la demencia comenzaba a pasarle factura, pero aun así se mantenía como la cabeza del partido y se enfrentaba a Joaquín Balaguer en la contienda presidencial de ese período.

Su oficina era más apropiada para un académico — lo que fue su primera vocación — estantes llenos de libros cubriendo las paredes hasta el techo y el piso repleto de periódicos. Fue cortés y encantador, pero estaba completamente absorto en el pasado.

No me sorprendió que las heridas infligidas por el Presidente norteamericano Lyndon Johnson no hubieran cicatrizado. Johnson equivocadamente (en mi opinión) lo consideraba como un comunista en el closet. Tal como Bosch lo percibía, Johnson y los Marines lo privaron de su Presidencia Constitucional y de reconstruir el país con una base democrática para superar el desastroso legado de Trujillo. Lo escuché despotricar largamente de manera obsesiva.

Finalmente, habló de su campaña para derrotar a Balaguer, y se preguntó en voz alta a quién debería escoger como vicepresidente. Le sugerí al padre Quinn, a modo de chiste, porque ambos éramos amigos de Lou Quinn. Pero !que horror! Se lo tomó en serio, diciendo que era una magnífica idea. Creo que eventualmente lo persuadí de que esto no era una buena idea.

Por su supuesto, entrada la noche cuando vi al padre Quinn inicié la conversación haciéndole saber de su selección como candidato vicepresidencial por el PLD.

¿Quien ha dicho que los embajadores son siempre personas responsables?