Hoy 06-02-2022, en tu aniversario, está en el cielo, doctor ingeniero Juan Antonio González, un protagonista esencial de una generación que hizo posible que en la República Dominicana se levantará la lucha por el Cambio Climático, convirtiéndose en uno de los más firmes defensores del Medio Ambiente.

El 6 de febrero del 2021 te fuiste al cielo, mi hermano y amigo Juan Antonio González, un hombre de alma bella, de espíritu y de gran nobleza humana. Sin ningún artificio de vanidad, focalizado en hacer grandes transformaciones urgentes, implementando importantes y fuertes medidas, y acciones para hacerle frente a los graves y crecientes daños que está causando el calentamiento global al medioambiente y a los recursos naturales de nuestro país.

Y también para que se comprendiera que el calentamiento global, causante de los efectos negativos del cambio climático está afectando a todos los países del mundo, impacta en la República Dominicana con las variaciones climáticas, que  por el aumento de la temperatura están produciendo,  la degradación de los bosques y los ecosistemas, la degradación de las aguas, la erosión  de los suelos, la modificación ecológica de los recursos marinos, la destrucción de la playas, la desertificación y las prolongadas inundaciones y sequías que cada año viene afectando el territorio nacional, coexisten como identidad de la República Dominicana.

Te ha ido al cielo Macobi, sin terminar tu lucha en defensa del Medio Ambiente y tu lucha por el cambio climático. Hermano Juan Antonio González, tú nunca morirás en nuestros corazones por las acciones que en vida realizaste, con esa aureola de sabiduría donde sugeriste el cambio de modelo de desarrollo económico actual por otro donde tomen en cuenta premisas importantes para la inclusión social de la mayoría, procurando la reducción de la pobreza, aplicando una mejor distribución de las riquezas producidas, para lograr mejores condiciones humanas en la dimensión medioambiental. Como también reclamaste poner en vigencia la recomendación del Eje Estratégico IV de la Estrategia Nacional de Desarrollo, convertido en Ley, que se refiere a la implantación de un manejo sostenible del medioambiente y una adaptación adecuada a los efectos del Cambio Climático. Entre otros tantos temas que tratamos que nos asombraba con la autoridad que da la certeza de haber leído, vivido, sufrido, y angustiarse existencialmente por el destino de quienes menos poseen para su subsistencia.

En el aniversario de tu partida, podríamos hacer una larga lista de tus logros, conquistas y éxitos profesionales que ahora en este tiempo de Pandemia y Cambio climático, son recuerdos gratos, que tendré siempre en mi mente que nunca morirán, que nos revelarían sus extraordinarios dones como investigador y militante político del Partido Revolucionario Moderno (PRM), que nos traerán a la memoria cómo las arrugas del tiempo se convierten en el espejo que revelan haber vivido dándole significado al destino que se escoge.

Se ha ido al cielo, hombre de entrega generosa y de sublime amor; de afecto sincero con los suyos y para los suyos; que hizo de su fe en el orden infinito, un apostolado discreto de servicio caritativo; que tuvo una personalidad plena y sin ningún tipo de prejuicios hacia los demás, que, al igual que el conjunto de nacimientos que coleccionada y eran su deleite, de la Divina Familia, darnos su bendición, rogándonos conformidad ante su partida, diciéndonos que hagamos de nuestras lágrimas rocíos de felicidad y comprensión como un tributo para que los aquí quedamos continuemos, manifestando que la destrucción de los bosques por diferentes causas, entre las que cita, la contaminación de las aguas de los ríos y de los mares, aguas negras, aguas servidas, aguas agrícolas y depósitos de plásticos, así como también la eliminación de la biodiversidad y la contaminación del aire por las emisiones de gases tóxicos emanados por las industrias, plantas eléctricas y automóviles, siendo su familia de amor, afecto y de amistad perpetua.

Te ha ido al cielo a buscar y procurar que su morada interior se haga un universo etéreo con pétalos de rosas color té; para iniciar su viaje a la eternidad, y desde allá acunar nuestros sueños con sus oraciones matinales.

Macobi tenía la absoluta creencia que el eje mismo de la creación –como obra del Orden Infinito que somos- es evolución, transformación y energía. Siempre me decía: “Esos son temas muy profundos (procurar entender el misterio de Todo- que, solo Dios conoce). Mi fe es inquebrantable. Y tengo la certeza de su bondad”.

Sé que tú me hubiera dicho: “No quiero que en mi funeral se vaya a leer mi currículo vitae. Sólo deseo por demás que, si alguien va a hablar de mí: lo haga con sinceridad, desde el corazón con palabras lindas, por lo menos”.

…Y es lo que a conciencia expreso aquí ahora, ante ti, amado Hermano. Construyo, desde mi soledad intima, de este momento solemne, mi despedida para ti con devoción, para confesarte lo mucho que te queremos, que es lo que sé deseas escuchar al oído ahora que duermes, y que el mundo te es ajeno, porque, aunque tu cuerpo esté inmóvil, tu alma ya tiene la sensación de plenitud alcanzada.

Se va tu alma junto a ti satisfecha, sin carencias, ¿hacia dónde?

A ver, a contemplar la Faz de Cristo, a nacer de nuevo en cada rayo del sol, en cada gota de rocío, en cada brisa suave, en cada flor de multicolores que nos ofrece la creación de la Naturaleza.

Aun cuando tus ojos se han cerrado, Macobi, ellos serán recordados por siempre, con la destellante luz que irradiaban. Hoy te miramos los ojos tus deudos, pero aun cuando estemos atribulados, te honramos como reverencia.

Descansa en paz, amado Macobi; ve y busca la buenaventuranza del todopoderoso, nuestro padre celestial. Y pídele que te extienda su mano, que te acoja en su santo seno.

Descansa en paz querido Macobi. Haz de la eternidad tu nueva morada; agrádale al Creador con tus dones; ruégale por nosotros para que comprendamos que todo es efímero y que sigamos tu lucha por el cambio climático, hasta la vida misma. Pídele que continúe colmándonos de amor.

Descansa en paz, adorado Macobi. Ya has alcanzado la trascendencia; y tienes la visión anhelada de que se nace de nuevo al morir, porque no hay vacío ni vértigo cuando llegamos a la morada interior de lo Divino.

Hasta luego, Macobi…

Siempre, tu hermano de siempre, Héctor con afecto.