¿En qué sueña el dominicano? Los sueños son del tamaño de la sociedad, de la forma en que se desenvuelven sus ciudadanos, tanto en su relación con los demás como con ellos mismos. Sueñan como obedecen las leyes, cómo la sociedad se desenvuelve en el presente inmediato, de lo que cree del futuro, aunque ese futuro nunca llegue para el que lo sueña. Entonces ¿en qué sueña el dominicano? En una mansión, un apartamento en una torre donde vea azotar la brisa de la temporada ciclónica y no se le apriete la esperanza en una parte fisiológica del cuerpo; en un carro de marca, en comprar, comprar y viajar. Y viajar como los turistas que vienen a país, toda libertad como viento, tanto el hombre como la mujer, sin importa la edad. ¿En qué sueña el dominicano? ¿En salir del país y volver parao, y mientras en menor tiempo mejor?

Cuando era niño, en los barrios, se vivía armando sueño para un premio de la lotería, rifa o el informador policiaco, que pensar lo que sacaba ahora hasta risa da, pero era la época y ese dinero servía para algo como sirven ahora las catervas de millones. Ahora, los millones de cualquier lotería, y no la nacional, son más que el presupuesto nacional del Estado dominicano de antaño. ¿En qué sueñan los dominicanos? Le pregunto a un amigo que regentea una estafeta, ¿qué hace cuando los cuartos del premio se acaban? Se van para Nueva York. Esos cuartos se acaban, porque no bien están en las manos se empieza a comprar lo que se ha soñado. Si tiene un joven como prospecto, el padre empieza a verlo como una mercancía; le compra una casa y si el hijo no despega, al caer otra vez al estado de mirar para arriba, él dice que la casa es de él, que si quiere la puede vender o si repara la vieja donde se crio; si se mueren los viejos o sin morirse, si se ve en malas, quiere disponer de ella. ¿En qué sueña el dominicano? En irse para Estados Unidos, no importa cómo. Ya los viajes en yola han disminuido. El otro día, uno de los viajeros gravó el paquete de gente listo para el viaje, alegres, bebiendo, felices todos y los tiburones también y se reirán solos si logran sus propósitos: “Ya estoy aquí en el paraíso”. Indudablemente que la palabra pudor no arropa de pie a cabeza determinadas acciones. ¿En que sueña el dominicano? En ser candidato a posiciones que después de dos periodos consecutivos, se puede dejar de trabajar por la pensión que encierra. ¿En qué sueña el dominicano? ¿En la teoría del menor esfuerzo y del sueño en grande? Bostezo y evito quedarme dormido o despertar sobresaltado en esta orilla del precipicio.