“Para las mujeres, las probabilidades de trabajar en el sector del empleo informal son más altas que las de los hombres”. ONU Mujeres.

Conmemoramos el Día Internacional del Trabajo con un gran número de mujeres luchando por encontrar un empleo digno y formal a nivel mundial. Según la OIT, de los 23.6 millones de puestos de trabajo perdidos por mujeres de manera global en el segundo trimestre de 2020, para finales de 2021 aún quedaban por recuperar unos 4.2 millones. Y este dato contrasta con la realidad del mercado laboral masculino, pues ya al tercer trimestre de 2021 se habían recobrado los 26 millones de empleos perdidos por los hombres durante la pandemia.

Y la República Dominicana no es la excepción a esta realidad. De acuerdo a las estadísticas publicadas por el Banco Central, las mujeres han tenido que recurrir a la informalidad para ganarse el sustento, tal y como se evidencia en el estudio presentado por el Círculo de Cultura Democrática, en el que la ocupación formal femenina se sitúa en niveles inferiores a los prepandémicos y la informalidad laboral pasó de un 49.3% en el cuarto trimestre del 2019 a un 51 % en el mismo período de 2022.

Y si bien es halagüeño que conjugados los datos del empleo formal e informal arrojan que se ha recuperado la ocupación de las mujeres en general debido a varios factores, uno de ellos por el crecimiento de la informalidad, el otro aspecto que debe llamarnos a la reflexión y al análisis es que al cierre del 2022 se refleja un aumento de 98,487 mujeres que estaban disponibles para trabajar que no buscaron empleo.  Y al relacionar estas cifras con las ayudas sociales, se identifica que hay un 16 % más de mujeres beneficiándose del programa Aliméntate, lo que nos puede llevar a inferir que, o se están sosteniendo de manera básica con ayudas sociales, han crecido los niveles de pobreza, no buscan trabajo por un aumento de la desesperanza o el incremento de las remesas recibidas les sirve de sustento.

En la República Dominicana contamos con iniciativas para la recuperación del empleo y el fomento del emprendimiento femenino de manera particular, empero, la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo arroja que aún falta un importante camino por recorrer para igualar las oportunidades entre hombres y mujeres, pues además de que ha crecido la informalidad, al cuarto trimestre del 2022  no se habían recuperado 11,710 empleos para las mujeres entre 40 a 49 años, al compararlo con ese mismo trimestre del 2019.

Como sabemos, el Banco Mundial ha estimado un crecimiento promedio del PIB per cápita en el largo plazo de un 20 % más alto si se subsanaran las brechas de género en el empleo. De ahí que recuperar los empleos perdidos y lograr la formalización deben seguir en la prioridad del país. Proyectos con enfoque de género que aceleren la empleabilidad para las mujeres, el impulso de su participación en puestos de trabajo que por tradición han sido ocupados por hombres, el fomento y acompañamiento de la formalización de las mipymes lideradas por mujeres, entre otros, aportan al crecimiento y la competitividad nacional.

Como ha planteado el Banco Mundial, “ninguna sociedad se puede desarrollar de manera sostenible, si no cambia y aumenta la distribución de oportunidades, recursos y opciones para los hombres y mujeres”. Las mujeres aspiramos a espacios decentes, donde podamos aportar desde nuestras fortalezas y diferencias. Por lo que continuar impulsando la participación femenina en el mercado laboral es una tarea urgente. Una que requiere del compromiso de todos los actores y sectores para lograrlo, desde el reconocimiento que no es para cumplir una agenda, sino más bien, porque nos retribuye positivamente. Mi invitación es a que nos sumemos desde nuestros círculos de influencia al compromiso de acelerar el crecimiento inclusivo y sostenible.