Para nadie es un misterio que semana tras semana vemos un repunte en la situación que más ha puesto la humanidad de los ciudadanos dominicanos a prueba: el tema haitiano. Siempre ha sido cuestionada la hospitalidad del pueblo dominicano con el vecino país de Haití, pero en el siguiente párrafo voy a desmontar dicha narrativa para que entremos en lo importante de este artículo.

En nuestro país le hemos ofrecido espacios de desarrollo y acogida a nuestros vecinos bajo tres ejes fundamentales: la educación; para nadie es un secreto que los haitianos de este lado de la isla cada día están más presentes en los salones de enseñanza dominicanos, laboral; los haitianos son el motor primordial de algunos sectores en nuestro país como son: construcción y agricultura, por último, la salud; citando un artículo del 19-Octubre-2023 de Diario Libre de la autoría de Claudia Fernández: “El SNS establece que, de 1,344 partos notificados en la Región 2 (a la que pertenece Santiago de los Caballeros) en septiembre de 2023, 634 (47.2 %) fueron de madres dominicanas y 705 (52.5 %) de madres haitianas.”

Siempre mantendré la postura del que quiera culpar o atropellar mi nación no conoce la realidad de la solidaridad extrema que hemos tenido con Haití. Ahora entremos en detalles sobre la línea que quiero tocar en este artículo de esta semana, es increíble cómo a pesar de nuestra solidaridad, los dominicanos estamos tan desvinculados a nivel cultural con nuestros vecinos.

Deberíamos prestar atención en las siguientes áreas de Haití: el idioma; es increíble que siendo vecinos, la mayoría del país no conozca su lengua del vecino o cultura; debemos de aprender sobre su historia y costumbres pues será la única manera de lograr una relación saludable entre ambos países y a nivel político deberíamos fungir como asesores para lograr consolidar un gobierno y crear un clima favorable para los inversionistas en ese país.

Los haitianos llegan a nuestro país y rápidamente aprenden el idioma y se integran a nuestra sociedad, por otro lado, nosotros seguimos sin entender su cultura mientras ellos sí entienden la nuestra. Si a alguien le conviene que este país vecino se recupere es a nosotros, pues un buen futuro para Haití será igual a un buen futuro para nosotros. Pero el letargo del pasado nos tiene nublados, debemos de hacer crecer nuestra influencia en su país como ellos poco a han crecido su influencia en el nuestro a través del involucramiento en diversos sectores.

Aprendamos a relacionarnos con nuestros vecinos, pues su desarrollo y porvenir significa el nuestro también. Haití y RD deben crecer en conjunto manteniendo su individualidad y logrando crecer económicamente, políticamente y sobre todo  influenciando RD con su estabilidad en todos los sentidos para que nuestros vecinos puedan hacer lo mismo.