Desde el 15 de marzo del 1924 se han celebrado elecciones regularmente en la República Dominicana. En ningún caso han pasado más de 6 años sin que fuéramos convocados a depositar nuestros votos y desde 1942 han votado hombres y mujeres. Horacio Vásquez, quien recibió el favor de los votantes en esa elección del 1924, desconoció el final de su mandato que correspondía al 1928 y extendió inconstitucionalmente dos años más su gobierno provocando su derrocamiento el 2 de marzo de 1930 y el ascenso de Trujillo al solio presidencial, mediante elecciones. Si las elecciones del 1924 fueron realizadas bajo la dictadura militar norteamericana, la de 1930 fueron hechas bajo el terror generado por Trujillo. Elecciones no significan democracia.
Desde la de 1930 Trujillo siempre celebró elecciones siguiendo los criterios constitucionales e incluso hizo escoger a otros candidatos como presidentes, sin él perder un ápice de poder. Balaguer, que había llegado a la vicepresidencia del país en 1957, con el hermano de Trujillo, Héctor Bienvenido, como presidente, asciende a la presidencia como marioneta de Trujillo el 3 de agosto del 1960. El sátrapa hizo renunciar a su hermano de la presidencia para intentar limpiar la imagen del país luego del intento de asesinato de Rómulo Betancourt el 24 de junio, pero se sabía aquí y en todo el mundo que no era Balaguer quien mandaba.
Al igual que Vásquez en 1924 Balaguer regresa a la presidencia el 1 de julio de 1966 con el respaldo de las tropas de Estados Unidos que habían invadido nuestro país el 28 de abril del año anterior. Las elecciones del 1970 y 1974 fueron una demostración de terror y autoritarismo que sacó del proceso a la oposición, y cuando por fin en 1978 los resultados electorales mostraban el triunfo del PRD, Balaguer ejecutó un golpe de Estado la madrugada del 17 de mayo que no logró tener éxito por la movilización interna e internacional, con el liderazgo del presidente de Estados Unidos James Carter, que no iban a permitir la continuación del balaguerato con fraudes y golpes de Estado.
Ha sido tan nociva la figura de Balaguer para la democracia y las elecciones en nuestro país que cuando ganó en 1986 por la división del PRD y el ascenso del PLD, malogró las elecciones del 1990 y 1994. a tal punto que hubo que modificar la Constitución para impedirle que fuera candidato en 1996. Definitivamente Balaguer no sabía, no podía, ni quería, vivir en democracia.
Las elecciones del 20 de diciembre del 1962 fueron propiamente las primeras verdaderamente democráticas en el contexto que vivía el país y produjo un gobierno, el de Juan Bosch, que todavía en la actualidad es paradigma de democracia, y una Constitución que sigue siendo el ejemplo para seguir si queremos promover el desarrollo social, político y económico de nuestro pueblo. Por ese gobierno y esa Constitución lo mejor de nuestra juventud luchó y murió en las Manaclas y la Revolución de Abril, pero más fuerza tuvieron los militares de Trujillo -que en la actualidad le rinden pleitesía en academias-, gran parte de la oligarquía de ese tiempo y hasta figuras clero, teniendo de telón de fondo el Departamento de Estado de Estados Unidos que ya había degollado la democracia guatemalteca en 1954, la nuestra en 1963 y la chilena en 1973.
Es indudable que costó mucho tener elecciones democráticas, pero se impone avanzar a una plena democracia de derechos ciudadanos, de equidad social, de un modelo económico que favorezca a los verdaderos productores de riqueza y procesos electorales con menos payasos y más representantes del pueblo organizado.