La participación de la ciudadanía es esencial para el buen funcionamiento de cualquier democracia, y dos aspectos fundamentales de esta participación son el ejercicio del derecho al voto y la responsabilidad de modelar el futuro político de una nación.

El voto va más allá de ser simplemente un acto de marcar un candidato o candidata en una boleta, es un poderoso medio mediante el cual los ciudadanos podemos influir en el curso de nuestro país. Considerar el voto como una competencia ciudadana implica comprender su importancia y reconocer la responsabilidad que conlleva.

Esta competencia ciudadana en el ejercicio del voto supone una participación informada y activa en el proceso electoral. Más que simplemente presentarse en las urnas, nos debe involucrar en comprender los problemas políticos y sociales, evaluar candidatos y sus propuestas (si las tienen), y tomar decisiones conscientes que reflejen los valores y necesidades que tenemos como sociedad.

Ejercer el derecho al voto no solo es un deber, sino también una oportunidad para contribuir al desarrollo continuo de la sociedad, una sociedad que en los últimos años presenta avances y cambios muy positivos. Al hacerlo, los ciudadanos no sólo nos beneficiamos individualmente, sino que también trabajamos en conjunto para construir un entorno político que refleje nuestras aspiraciones y valores colectivos, esos valores colectivos que precisamos seguir consolidando.

La competencia ciudadana en el ejercicio del voto es esencial para mantener una democracia fuerte y representativa. Al participar activamente en el proceso electoral, los ciudadanos podemos contribuir al funcionamiento efectivo de las instituciones públicas, promoviendo la transparencia, la rendición de cuentas y la equidad en la toma de decisiones.

Esta competencia ciudadana debemos promoverla activamente en todos los sectores y a todos los niveles de la sociedad, tomando en cuenta principalmente a la juventud, esa que es a veces ajena y apática a la política, ampliando el alcance hasta los votantes de 40 años.  La Junta Central Electoral (JCE) en el padrón electoral para las próximas elecciones convoca a votar 8,103,291 personas en febrero y 8,118,214 en mayo de 2024, de ese total 1,357,534 son electores entre 18 y 25 años, 898,640 entre 26 y 30 años, pero además la mayoría de electores tienen entre 31 y 40 años, grupo compuesto por 1,650,215 votantes. El total de votantes entre 18 y 40 años representa aproximadamente el 48% del padrón electoral dominicano.

La importancia de que los jóvenes ejerzan el derecho al voto radica en el papel fundamental que desempeñan como impulsores del cambio y en la influencia significativa que pueden ejercer en la dirección y transformación social.  En primer lugar, los jóvenes representan una parte muy significativa de la población y, por lo tanto, tienen el potencial de impactar de manera considerable en los resultados electorales del 2024. Su participación activa en el proceso electoral que se avecina asegura que sus voces sean escuchadas y tenidas en cuenta en la configuración del futuro de la sociedad en la que vivimos y que cerremos las puertas al retroceso una vez más.

La participación temprana en el proceso electoral también fomenta el sentido de responsabilidad cívica y de la ciudadanía activa entre los jóvenes, estimulando el compromiso con la sociedad y promoviendo una base sólida para una participación continua en la vida política de cara a toda su vida, por esto es imperante prestar atención a los nuevos votantes. Adicionalmente, la participación de la juventud contribuye a la formación de políticas más inclusivas y equitativas, ya que incorpora una diversidad de opiniones y preocupaciones que no son las mismas que en segmentos más adultos de la sociedad.

Debemos todos, responsablemente, animar y apoyar la participación de los jóvenes dominicanos en el proceso electoral de febrero y en el de mayo, como sector fundamental para continuar la construcción de una sociedad dinámica, que cambia, que se transforma.

Motivémonos todos a ir a votar, es un deber patriótico que tenemos con nuestro país, con nuestros hijos o futuras generaciones y con nosotros mismos.