En los estudios que se han realizado en el país sobre explotación sexual comercial y trata interna (Cairo, De Moya y Cáceres 2002),  (IJM 2015) (PLAN RD 2018) (Vargas y Maldonado/OBMICA 2019) se muestra la presencia de la explotación sexual comercial y la trata interna con fines de explotación sexual en el país que afecta mayormente a niñas, adolescentes y mujeres.

En los diferentes estudios se destaca que dentro de las raíces estructurales de la explotación sexual la vulnerabilidad tiene un peso importante pero no es el único, existen unas causas estructurales sostenidas en la cultura patriarcal y machista que convierte a las niñas, adolescentes y mujeres en objeto sexual además de la negación de derechos hacia la niñez y adolescencia.

La explotación sexual es totalmente invisible y tiene arraigo en los escenarios principales de la sociedad, la familia, las relaciones de amistad, las relaciones de pareja y la búsqueda de ingresos.

Nos preguntamos, ¿por qué sucede en estos escenarios que se suponen son el sostén afectivo y social de la niñez y adolescencia?

Nuestra sociedad ha depositado en la familia la responsabilidad de socialización y protección hacia la niñez y adolescencia la cual no necesariamente se cumple en su totalidad. Muchas familias no reconocen los derechos de la niñez y adolescencia y por el contrario ven a niños, niñas y adolescentes como su propiedad y en condiciones de subordinación bajo su poder. Las prácticas de violencia al interior de las familias son históricas, normalizadas y aceptadas. Igualmente, las de incesto y abuso sexual. El incesto y el abuso sexual es un tema tabú de difícil abordaje en nuestra sociedad por el silencio histórico-familiar y vecinal que lo oculta.

La escuela no se abre al conocimiento de la realidad de la niñez y adolescencia manteniendo una relación con esta población desde el adultocentrismo y autoritarismo.

Así como hay casos de abuso y explotación sexual que se generan desde el escenario familiar con la comercialización sexual de niños, niñas y adolescentes también hay casos externos que muchas familias desconocen porque no desarrollan el diálogo abierto-transparente y la confianza en niños, niñas y adolescentes quedando desprotegidos/as. La protección de la niñez y la adolescencia no puede considerarse como una tarea exclusiva de las familias, por su desconocimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia además de la reproducción de círculos de violencia en su interior

Otros escenarios que se suponen deben ofrecer prevención y protección a la niñez y adolescencia ante situaciones de riesgo de explotación sexual son los centros educativos. Sin embargo, la escuela no se abre al conocimiento de la realidad de la niñez y adolescencia manteniendo una relación con esta población desde el adultocentrismo y autoritarismo.

La erradicación de estas prácticas de abuso y explotación sexual presentes de manera invisible en nuestra sociedad debe estar acompañada de acciones dirigidas a la generación de cambios en las familias, en los centros educativos y comunidades desde la equidad de género y el respeto a los derechos de la niñez y adolescencia. Igualmente, en los patrones culturales que fomentan el machismo y su ejercicio de poder violento hacia las niñas, adolescentes y mujeres.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY