LUEGO-DE-VOTAR

Luego votar y tratar de no botar mi voto en las elecciones  del 19 de mayo, me llegó un momento reflexivo, de una profundidad inducida por los existencialistas franceses luego de la Segunda Guerra Mundial. Como cuando sentimos la sensación de vacío, lo que conocemos como vacío existencial, luchar por nuestras metas se dificulta. Encuentro un texto anónimo en las redes que nos  hace reflexionar sobre si la decisión asumida con mi voto es relevante para el destino del país.

Este vacío que puede aparecer como resultado de algún cambio significativo en nuestra vida, es un sentimiento generalizado de apatía, aburrimiento y alienación social, acompañado frecuentemente de sentimientos de tristeza, depresión, desesperanza, incluso sentimientos de soledad y desórdenes emocionales relacionados.

Se trata de una falta de sentido de nuestra vida, es una llamada de nuestro interior que pide ser atendido para hacer un cambio en nuestra vida.

Tómate el tiempo necesario para conectar contigo mismo y sé el/la que eres en realidad. Tienes un motivo por el que estás aquí, en la vida, date el tiempo necesario y escucha tu interior para poder descubrirlo. Por favor: Ver el video, también sobre el tema del vacío existencial, ¿Qué es el vacío existencial? por Borja Villaseca disponible en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=CIgPnjkJKsohttps://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=CIgPnjkJKso

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Pero, ¿cómo relaciono este vacío existencial luego de cumplir con mi deber y mi conciencia ciudadana poniendo mi “granito” en el “constructo” de la mayor amenaza a la “civitas” romana o la “polis” griega: la  tiranía repudiada por Aristóteles? Y lo hacemos por medio de la confianza entre nuestros propios conciudadanos.

Mi angustia viene porque en la coyuntura geopolítica actual, la “experimentación” argentina con el Liberal Libertario de Javier Milei, ha desnudado cómo las políticas públicas diseñadas, en nombre de las mejores causas nobles, se están judicializando a la máxima velocidad, en los primeros cinco meses, lo que en Dominicana ha tomado cuatro años, y falta mucho. ¿Puedo preguntar si la justicia independiente será tan diligente como eficaz en el nuevo período presidencial que se iniciará el 16 de agosto próximo? Entiendo la diferencia en los sistemas, procesos y tradiciones jurídicas, y estoy dispuesto a esperar por resultados.

Ante el rampante populismo denunciado y practicado en estas jornadas electorales, ¿nos acerca a falaces y fantasiosas políticas públicas basadas en personajes mesiánicos? Si no consideramos el pospuesto Pacto Fiscal, visualizado en la reforma constitucional de 2010, como una tarea que requiere el concurso y el sacrificio de todos, ¿puedo considerar que nuestro acto de soberanía ciudadana del 19 de mayo ha sido inútil?

En verdad que el sabor amargo que dejó el emitir mi voto es inconmensurable, porque no veo a la nación dominicana unida alrededor de una identidad de país. Y mucho menos alrededor de un proyecto de país.