PUNTA CANA. Comparto la opinión expresada por ASONAHORES, en la feria de comercialización turística, sobre el rol que está llamado a desempeñar el sector turismo como una de las columnas principales de soporte de la estructura económica dominicana.

La compleja crisis económica global provocada por la pandemia, que también puso de rodilla el turismo mundial, aceleró el proceso de comprensión y aceptación del inmenso potencial e importante aporte al desarrollo que hace esta industria para la República Dominicana.

David Llibre, en su intervención, señaló que “el turismo ha sido en este difícil periodo, el principal sector que ha motorizado el crecimiento de la economía dominicana. El año pasado cerró como la actividad productiva más dinámica con 10.7% de crecimiento y aporto $9.7 mil millones de dólares en ingresos, un incremento del 16% comparado con el 2022”.

El turismo, además, registró un récord en inversión extranjera directa con U$1,822 millones, un crecimiento del 12% comparado con el 2022, y representó el 27%  del total de inversión extranjera directa registrada por el Banco Central de la República. Lo que se reporta es un impactante proceso de crecimiento de las llegadas de turistas y del desarrollo de las visitas de cruceristas.

Lo que está ocurriendo en el 2024 es que el crecimiento de las llegadas de turistas y cruceristas no se detiene, lo mismo se reporta para la inversión en hoteles y otros atractivos e instalaciones turísticas. También, se registra una sorprendente aceleración del interés de cadenas hoteleras internacionales que ya están establecidas por aumentar su presencia en el país, y otras que no habían incursionado en el turismo dominicano por tener una participación.

El turismo es un potente motor de desarrollo. En un encuentro del presidente de ASONAHORES con periodistas, el pasado miércoles, pedí la palabra para resumir en tres minutos como esta actividad cambió el rumbo de la economía de mi provincia (La Altagracia) y de Higüey, una de las ciudades más antiguas del país, fundada por Juan de Esquivel en el siglo XVI.

En 1970 esta, mi ciudad, tenía 21,560 habitantes. En ese momento solo conocía como actividades productivas importantes los campos de caña que llegaban casi hasta los límites de la ciudad por el lado sur, sureste y suroeste. Además, teníamos extensos territorios dedicados a la ganadería, y un poco de agricultura que no era suficiente ni para suplir la demanda de esa pequeña población.

En el censo de población del 2022, La Altagracia pasó de la cola a ocupar el quinto lugar.  El distrito municipal Verón-Punta Cana, casi multiplicó por 10 la población de Higüey, el municipio cabecero de la provincia en 1970. La pregunta: ¿qué cambio esta región, que ahora es de las que más aportan al dinamismo económico que reflejan las cifras del Banco Central?

Extensos territorios de La Altagracia siguen dedicados al cultivo de la caña y a la ganadería. Lo único nuevo es el turismo que llego con Frank Rainieri, y que ahora es su principal actividad productiva. La industria turística tiene pendiente una larga lista de mejoras, pero ya ha demostrado su gran capacidad de cambio positivo y aportes al progreso económico y social.