En estas dos categorías pudieron llenar varias cuartillas en las dos dimensiones, desde Pedro Santana hasta el presidente Luis Abinader, pero lo dejamos a la imaginación del lector.

Hasta donde he podido investigar, o más propiamente inferir, tomando como base los juicios de autores, políticos y hombres de estado, que han abordado el tema, en diversos estadios de la humanidad, un político puede alcanzar la alta dimensión de estadista sin llegar a ocupar la primera magistratura del Estado

Pero de igual manera, o más propiamente inferir, tomando como base los juicios de autores, políticos y hombres de estado, que han abordado el tema, en diversos estadios de la humanidad, un político puede llegar a ocupar la más alta magistratura del Estado, y no necesariamente, alcanzar la de mención de un estadista.

La Real Academia de la Lengua Española define al estadista como “la persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado”. Sin embargo, para José Ortega y Gasset estadistas son “aquellos gobernantes que son capaces de tomar medidas que son buenas a largo plazo, aunque en lo inmediato puedan resultar antipáticas e impopulares”.

Empero, Winston Churchill, premier de Inglaterra, hombre sabio, premio nobel de literatura, y uno de los más renombrados personajes del siglo XX, tiene un punto de mira mucho más abarcador al considerar que “el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones, y no en las próximas elecciones”.

El prolífico autor español, Josep M. Colomer, en su libro “Ciencia de la política”, cita la tan socorrida, manoseada y llevada frase del filósofo griego Aristóteles, quien afirmara que “el hombre es un animal político”, pero el citado autor hace una inferencia que no tiene desperdicio, y que es donde muchos se han perdido o no han entendido cuando hacen uso de ella.

“No quiso decir (se refiere al sabio Aristóteles) que al hacer política los seres humanos deberían comportarse como animales, guiados sólo por el instinto de lucha y dominio. Mas, bien al contrario: entendía que la política es una de las actividades esenciales que distingue al ser humanos de otros animales”.

Y refuerza la citada cita de Aristóteles al establecer que “sólo los seres humanos son capaces de cooperar por su interés comunes y de acatar reglas colectivas. Ciertamente, otras especies animales luchan por repartirse los recursos y puedan tener relaciones en las que unos pocos individuos dominan a los demás. Algunos llaman a esto política, aunque a lo sumo lo seria en el sentido más burdo del término”.

Pero algunos estudiosos del tema consideran que un estadista es el gobernante que se empeña en dejar “una marca de cambio positivo y de progreso en la historia de su pueblo, ya que lo guía hacia un destino de grandeza, mejorando sus capacidades, descubriendo potencialidades y generando ingresos”.

Y finalmente como colofón para un político, independientemente de que haya o no alcanzado la categoría de estadista, pero que está al frente del Estado, como gobernante, le viene como anillo al dedo entender que “ si buscaran en el corto y mediano plazo un nuevo cargo de elección popular le es imprescindible entregar buenos resultados, cumplir con las expectativas ciudadanas para que los logros de su gestión sean mejor carta de presentación para su próxima postulación”.