La política de hoy se reduce en obtener resultados y rápido. Se vale todo menos rendirse. Si deseas sofisticar el embrollo, entonces, se hace lo que conviene. La coyuntura es esa coyuntura. Una oportunidad favorable para alcanzar objetivos y metas. Donde se complica el asunto es cuando se presentan factores y circunstancias políticas, económicas y sociales que rigen sus movimientos internos y externos.
¡Increíble! El deterioro del ejercicio políticos en la vida nacional, manifestándose en los partidos tradiciones y mayoritarios y de izquierda y progresistas, ha entrado en un despeñadero ético y moral para convertir el proceso electoral en un sálvese quien pueda, donde el primer acuerdo tiene como base: “toma y dame lo mío”.
El toma y daca ha existido siempre. Toma y dame es un intercambio recíproco por el que dos partes llegan a un acuerdo o compromiso. El ser humano se mueve por intereses individuales y colectivos. La novedad en estos nuevos tiempos es que se sustituye el trabajo político arduo, planificado, organizado y persistente, por el que se obtiene resultados inmediatamente, sin el menor esfuerzo. Confundiendo de esa manera la actividad política con el negocio formal e informal.
Los héroes y mártires del movimiento revolucionario dominicano prefirieron abonar con su sangre el camino recorrido ante de caer en el toma y daca. Transacciones bochornosas: persiguiendo cargos públicos y beneficios estatales y otras pendejadas.
Una opción alternativa, de izquierda y de progresistas, se enmarca dentro de la etapa democrática que se transita. Compartiendo el espacio con los partidos políticos acostumbrados a alternarse el poder con todos los procedimientos habido y por haber, legales e ilegales. En un ambiente como este, la diferenciación es el punto de partida para enviar un correcto y educativo mensaje a la población y a los trabajadores, para evitar confusión y avanzar sin contaminación.
En países como el nuestro, la debilidad partidaria, la falta de contacto con la población, no debe llevar a lo alternativo de avanzada, a caer rendidos en los pies de aquellos que son el blanco principal de nuestras críticas. Es cierto que por sus propias fuerzas es incómodo alcanzar un puesto electivo en las presentes elecciones municipales, congresuales y presidenciales, pero también es cierto que se carece, por falta del trabajo político adecuado, de una estructura electoral, para llegar con tiempo a los electores.
No se descartan las candidaturas puntuales con conservadores, pero cuando estas se mueven al margen de una necesidad histórica para justificar aspiraciones personales y de grupos, dejan ver a leguas el refajo de una derecha que sí sabe bailar en la “fiesta de la democracia”. Aunque somos dominicanos y dominicanas, lo alternativo y progresista tienen que ser diferentes a los que nos han gobernado. Por eso la población no se cansa de repetir: “todos son iguales”.
Por el momento se presenta una rivalidad electoral entre representantes del bloque burgués 45oligárquico por el poder. Dejarán todo intacto. Se profundizará la política privatizadora de lo público, ampliando el radio de acción de las empresas privadas, aumentando las desigualdades económicas de la población. Volvemos, de nuevo, a caer en el dilema reaccionario de que hay que escoger entre ellos al menos malo para evitar el retroceso.
Solo la izquierda y el progresismo pueden ser alternativos, pero hay que demostrar coherencia en el pensamiento y en lo que se practica. El gobierno de Abinader y el PRM, y los de Rescate RD, no deben tener el consentimiento, aunque sean puntuales, de los alternativos. Toma y daca. Dame lo mío, no es el camino a seguir.