En la sociedad dominicana, en sentido general, y más allá de las ideologías, la época de Navidad y de Año Nuevo, es un tiempo de recogimiento y de elevación espiritual, el cual impacta en nuestros pensamientos.
En este tiempo se producen cambios en las actitudes de los sujetos sociales y se transforma la emocionalidad de las personas. Esta transformación no es voluntaria, sino que obedece a una base esencialmente cultural heredada desde nuestros ancestros.
Si estos cambios se orientan, en el sentido positivo, podemos crear ideas maravillosas llenas de certidumbre para lograr la realización de actividades humanas exitosas, que sirven para definir y diseñar una diversidad de proyectos familiares, colectivos o individuales.
No olvidemos que los mejores proyectos se crean, por lo general, en tiempo de absoluta paz. La creación es enemiga, por necesidad existencial, de la angustia.
En la Navidad podemos encontrar el tiempo ideal para advertir los proyectos que no nacieron, pero que sí podemos mejorarlos y convertirlos en grandes propuestas.
Utilicemos estas fiestas navideñas para realizar importantes reuniones familiares para seguir amándonos y diseñar proyectos con la participación de los miembros de la familia.